Llega la hora de meditar sobre nuestra vida
Últimamente no escribo nada porque no soy capaz de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que pienso de los acontecimientos tan extraños que llevamos sufriendo en estos últimos dos meses. Y como la Cuaresma ya empieza este miércoles, día 5 de marzo, me centraré en el sufrimiento de aquellos que llevan su enfermedad, padecimiento o injusticias con cierta calma y alegría.
Le dedico estas líneas a todos los que estáis atravesando un momento de los duros de verdad y os recuerdo la figura de Jesús, que imagino ya sabría lo que le esperaría padecer a partir de los treinta años. Como muchos de ustedes ya sabrán, todo lo que redacto lo hago casi siempre en "formato lista", porque no quiero matar a nadie de aburrimiento.
Allá vamos:
1. Jesús nació pobre, sin demasiadas regalías ni oropeles. Tenía una madre maravillosa, cargada de amor de Dios, y como ejemplo de hombre a José, un buen carpintero que intentó enseñarle la profesión a su admirado Hijo. Era Dios, pero se portaba como un niño más.
2. Su madre seguro que lo enviaba a por agua al manantial y muchas veces no quería ir porque estaba entretenido jugando fuera de su casa porque era muy oscura. Jugar afuera sería correr, saltar, usar un arco, tirar piedras a un blanco, bolitas que tiraban por huecos y juegos con pelotas. Los más pequeños jugaban con carracas, una especie de castañuelas. Pero Jesús obedecía e iba a por ese agua que su madre necesitaba para cocinar o limpiar.
3. Lo que más me gusta de Él es su humildad y disponibilidad para lo que sus padres necesitaran. Muchas veces pienso en Jesús ayudando a su padre en su rústica carpintería, a la que mucha gente acudía con sus objetos de madera, mesas, sillas, pequeños armarios para guardar sus utensilios de cocina. Bien para reparar o para construir. Jesús aprendía de José y lo imitaba en su vida.
4. Supongo que su adolescencia fue calmada y meditada. Muchas veces me pregunto si Él sabía realmente todo lo que iba a sufrir, colgado en la pesada cruz de madera y rodeado de personas que lo insultan, defenestran e incluso le escupen en la cara y se mofan de Él sin parar. Él se guarda todos esos comportamientos y actitudes en su corazón.
5. Cuando pensamos en Jesús, no solo como Dios, sino también como hombre, cuántos corazones habría roto, pero para Él lo importante era comportarse como el Dios que era y también como hombre, como cuando, en medio del sufrimiento, colgado en la cruz de madera, le pide a Dios: "Padre, si puedes, aparta de mi este cáliz".
6. Esos cuarenta largos días y noches que Jesús estuvo sin comer ni beber son nuestra Cuaresma, que empieza con la imposición de la ceniza. Esta tradición nos recuerda una vez al año que no somos nada en cuanto al cuerpo, pero somos mucho porque tenemos un alma y queremos que repose en el "Corazón de Dios" toda la eternidad. Por eso estamos aquí, para conseguir un pequeño lugar en su corazón.
Les dejo dos regalos en esta carta:
1. Unas líneas de un poema, del poemario de César Vallejo "España, aparta de mí este cáliz":
¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aun
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta; si la madre
España cae -digo, es un decir-
salid, niños del mundo; id a buscarla!
2. Y esta canción de Joe Walsh, "Life's been good".
Paz y bien, pásenlo bien y pórtense bien. ¡Hala, con Dios!
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