Tapia y los lagos de Silva, otra mirada
El pasado 30 de enero, leo un artículo en Tribuna, del columnista de LA NUEVA ESPAÑA Juan Carlos Laviana que titula “La mina no es un parque de atracciones” en el cual hace referencia a ciertos libros y ensayos y sus títulos, de los que dice tomar como prestado su propio título. Lo leo con calma y acercándose al tema que entiendo le interesa (la mina) comenta que los asturianos tenemos un trauma con la mina que tardaremos varias generaciones en superar. Dice que la vemos como nuestra memoria sentimental y algunas cosas más. A partir de ahí entra en la economía (que no parece ser su fuerte) y dice que cualquier actividad que sirva para fortalecerla le parece loable. Yo me pregunto: ¿a cualquier precio? Habla del turismo y dice que no dejamos de quejarnos de la masificación (yo, al menos, nunca me quejé de ello y a muy pocos, por no decir a nadie, hasta ahora claro está, se lo escuché decir aquí, en Asturias). Empieza a olerme mal cuando dice que se desprecien proyectos como los de la mina de oro de Salave y en el que se generarían 1.000 puestos de trabajo directo en un concejo de 3.500 habitantes, el de Tapia de Casariego. Dice seguir con atención y preocupación el tema desde Madrid y echa la culpa de que este proyecto se haya paralizado (obstáculos, menciona) a una “administración parsimoniosa y a un pequeño grupo conservador”. “Y no comprendemos como esta pequeña ‘arcadia’ -lugar o ambiente utópico e idílico- necesita sobrevivir. Aquí y ya desde hace bastantes años, además de la agricultura y la pesca (que de desarrollarse el citado proyecto resultarían muy afectados) también se vive mucho gracias a la restauración, al turismo, a proyectos pioneros como los de la Fundación Edes y muchos más, que también resultarían seriamente afectados. Sin ese proyecto minero logramos sobrevivir, cordialmente y en armonía, sin las crispaciones pasadas que fue lo único que generó el citado proyecto minero.
Por cierto, aunque no tiene casi nada que ver una explotación del carbón con una aurífera, aquí, en los lagos de “Silva”, también se podría desarrollar un proyecto de tipo arqueológico, con la gran cantidad de vestigios de origen romano y este sí perduraría para muchísimas generaciones (no solamente doce o quince años como la explotación minera) y sin la contaminación que generaría la citada mina.
En Tapia, los contrarios al proyecto minero somos los más (no unos pocos) incluyendo nuestros representantes más directos (la Corporación municipal), que por unanimidad hace muy poco decidió por mayoría absoluta no variar el planeamiento urbanístico, como pretendían los interesados en el citado proyecto minero.
Le doy las gracias por su preocupación, tan llena de altruismo, en pro de nuestros intereses, pero quizá desde la lejanía no se observe la realidad con la mejor percepción. Le invito a visitar este idílico lugar, los lagos, un paseo maravilloso al que acude mucha gente, su belleza natural, el croar de las ranas, el canto de los pájaros, y así quizá desde la cercanía del lugar y sus gentes tenga un mayor y mejor conocimiento de nuestra realidad y así, tal vez, pudiera variar su criterio.
Por otra parte, el lunes 24 de febrero, se publica también en su digno diario LNE una información firmada por Andrés Velasco que encabeza así: “El SOMA dice que la mina de Salave tiene que ir adelante”, pues según el secretario general del SOMA -José Luis Alperi- afirmó en Mieres sobre el citado proyecto minero ubicado en Tapia de Casariego, dice ser un proyecto estratégico, un proyecto de futuro y un proyecto que tiene que “ir adelante”, todo en el marco del homenaje a Manuel Llaneza, y dice la relevancia que debe tener la minería no energética en Asturias. Y yo me pregunto: estratégico, ¿para quién?; de futuro, ¿para quién? Y ¿por qué tiene que ir adelante? ¿Defiende los intereses sociales y de los trabajadores y ciudadanos de esta población o los de las interesadas multinacionales, ahora que el precio del oro ronda los 2.800 euros la onza? Aquí, la inmensa mayoría no percibe que ese proyecto pueda convivir con el territorio y mucho menos se vislumbren beneficios sociales y de futuro a largo plazo para esta comunidad y las generaciones venideras. Ya en el pasado reciente intentaron enfrentar a la población local y hasta cierto punto lo consiguieron. Esperemos que esto no vuelva a suceder. Que los sindicatos defiendan a los trabajadores que representen, los periodistas informen y tengan su opinión, pero, por favor, nosotros pretendemos vivir en paz y no necesitamos favores externos ni que nadie se inmiscuya para intervenir de una parte. Gracias.
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