Ya pasaron dos años de aquel navajazo
Hoy, día 8, se cumplen ya dos años del fallecimiento de mi hijo Miguel a las puertas del bar el Diamante, en Pola de Siero, con el corazón partido por un navajazo que le asestó Adrián Carrizo Pérez.
Estas líneas no son para manifestar ningún sentimiento hacia Adrián Carrizo Pérez, que le mató, ni para manifestar ninguna queja o enfado por la gran lentitud del proceso judicial para resolver este caso, lo que nos hace mucho daño a la familia.
Estas líneas son un recuerdo a Miguel de todos los que le queremos y seguiremos queriendo, de los que seguimos sintiéndole a nuestro lado.
De la noche a la mañana nos cambió la vida, algo que nunca jamás se le pasa a ningún padre por la cabeza; pasamos de la alegría más desbordante con personas que nos queremos, a la pena, al dolor más intenso que pueda existir, a que ya para siempre nos faltes y sólo podremos recordarte, pero nunca ya poder besarte, abrazarte, reírnos y preocuparnos juntos. ¡Qué de cosas nos quedaron por decir, pensando que tendríamos mucho tiempo para ello!
Han sido dos años muy duros, de mucha tristeza por la falta de un trozo muy grande de nuestras vidas. Nos dejaste a tu mujer y tu hijo que ya tiene 4 años; son el único calmante que nos atenúa momentáneamente un poco el dolor; aunque también al verles sientes el dolor de que no volverán a disfrutar de tu presencia, de que tu pequeño no tendrá ya nunca junto a él a su padre para enseñarle tantas y tantas cosas, principalmente a ser buena persona como tú lo eras.
Recordamos tu gran alegría de vivir; para ti no existían problemas, enseguida tenías la solución.
No logramos, aunque capacidad e inteligencia te sobraban, de que estudiaras una carrera; pero eras muy consecuente con tus actos; dejaste los libros de estudio y te pusiste a trabajar. Nunca te faltó trabajo, ya que antes de dejar uno que no te gustaba, ya tenías otro preparado.
Disfrutaste de muchos deportes y en varios de ellos dominaste, ya que cuando algo te gustaba, insistías hasta que no tenía misterios para ti. Ocurría lo mismo con cualquier vehículo a motor, ya fuera coche, moto, quad.., algún susto nos diste.
Amigos tenías muchos y los conservabas sin ninguna dificultad. Por donde pasabas, tu forma de ser te acarreaba enseguida las simpatías de todos y en todos los lugares dejaste amigos que te apreciaban. Desde la escuela, instituto, trabajos, fuiste dejando muy buenos recuerdos por tu buena forma de proceder; me consta el cariño que te tenían y te tienen y que de vez en cuando me manifiestan.
Como decía, este recuerdo es para compartir con todos los que te queremos, que ya han pasado dos duros años echándote mucho de menos y, aunque físicamente no te vemos, te tenemos muy cerca de nuestro corazón.
Un beso.
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