Un neñu, isoglosa y una canasta
Mateo nació el viernes 21 de febrero, a las 2.50 de la mañana, en el Hospital Álvarez Buylla de Mieres.
Nació un neñu. No un bebé, que también, no un niño, ni siquiera una criatura. Para el 90% de los trabajadores del hospital de Mieres, aquella noche había nacido un neñu. Y escribo esto porque Mieres ya forma parte de esa línea imaginaria que marca una isoglosa lingüística común con la provincia de León y que, muchas veces, nos empeñamos en separar con una línea trazada a capricho, divisoria y artificial.
Antes, durante y después del nacimiento de Mateo, solo recibimos muestras de cariño y atención por parte de todas las trabajadoras y trabajadores del hospital. Pasamos cuatro días atendidos de forma excelente. No hay dinero para pagar la tranquilidad que nos transmitieron en todo momento.
Referirse a Mateo como neñu no guardaba detrás ninguna reivindicación política ni lingüística. No era esa arma arrojadiza que se empeñan, políticos y medios de comunicación, en lanzarse mutuamente como y cuando les conviene. Ni siquiera su traducción es necesaria. Las enfermeras, la matrona, el celador o la limpiadora solo buscaban cercanía y afecto hacia nosotros.
Mateo nació a poco más de media hora en coche del instituto donde trabaja su padre. Es decir, dentro de esa isoglosa común. También con unos magníficos profesionales. Pero, curiosa y legalmente, otra provincia y comunidad autónoma.
En ese instituto también hay guajes, viven situaciones que presten y hasta tienen fame. El papá de Mateo, lleva dos cursos trabajando en este instituto, y en dos cursos no ha habido manera de que sus alumnos tengan una canasta para jugar a baloncesto durante el recreo.
Mateo nació el día de la Lengua Materna. Su lengua materna va a ser el castellano de su abuelo manchego Ángel o el catalán de sus primos Víctor y Nel; pero también va a ser el asturiano de sus padres, de su güelu Beny o de los trabajadores del Hospital Álvarez Buylla, y a lo mejor, y porque la vida es muy caprichosa, dentro de doce años, hasta le toca estrenar la deseada canasta del IESO de La Pola de Gordón.
Por favor, cuidemos y valoremos los excelentes servicios públicos que tenemos. La familiaridad y la cercanía que trasmiten en Maternidad de Mieres están labradas, simplemente, con pequeños detalles que son caricias para los pacientes. Seguramente, esa simple canasta en el instituto, que permita jugar y pasar un buen rato, también sería como una caricia diaria para su alumnado.
Gracias a todo el personal del Hospital de Mieres por sus caricias.
Y gracies, Tin. El destino quiso que estuvieras y no se me ocurre mejor amigo presente para una noche como aquella.
Antonio Valdés Zorita
Oviedo
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