¿Guerra, genocidio o invasión de Putin?
Recurrir a la historia y, sobre todo, a la historia de tiempo atrás no siempre vale para justificar a unos y atacar a otros. Nos encontraremos con una configuración terrenal de fronteras que pertenecía a otros en todos los lugares.
Adaptar mapas es acoplar invasiones y derechos de otro tiempo que ahora no se aceptarían.
Hay muchos países demasiado jóvenes para parcelar en su nombre terruños que existían desde siempre. ¿Por qué unos sí y otros no? Gibraltar sí, Crimea no...
Creo que esa franja de seguridad imaginaria entre bloques, sin estar plasmada en papel alguno, más bien apalabrada, tiene mucho que ver en esta guerra desde el 2014 para acá. A Rusia tampoco se la puede ir ahogando poco a poco sin que ella se dé cuenta. Creo que, por eso, esa parte de Ucrania, además prorrusa, es la que Rusia quiere asegurar por motivos de seguridad y de respiradero fronterizo hacia esa parte del mapa. Jugar a llamar a unos invasores y genocidas y a otros exonerarlos de culpa, victimizados como invadidos, es ligereza mental, es ese buenismo moderno del quedar bien con todo. Es lo ocurrido con Israel (aunque sin mezclar situación) para rescatar rehenes y verse obligada a responder contra aquel atentado cruel en su territorio con miles de muertos y heridos con rehenes incluidos, todos inocentes, llevado a cabo por parte del grupo terrorista de Hamás. Pues todos se ponen a llamar genocida a Israel y obvian que estaba obligada a responder e ir por sus compatriotas secuestrados. Aquí en Ucrania tampoco podemos tratar de genocida a Putin, invasor, sí; otra cosa es comprender o no comprender si tienen alguna justificación por miedo a ser arrinconado por esa alianza atlántica que a la chita callando va ampliando fronteras cercando a un país que llevaba muchos años de guerra frías y calientes por esos dos bloques tan dados a expandirse si les dejan. Todos sabemos que el bloque de la OTAN es EE UU solamente, hasta ahora ponía la mayoría de los millones, los militares, las bases y el armamento. Es más, invadía cuando quería sin necesidad de unanimidad ni mayoría de sus socios. Casi todos los demás son meros comparsas.
Ir más allá en la guerra de Ucrania también nos pudiera hacer repasar el acuerdo de 1997 entre Clinton y Yeltsin. Testigo, Chirac.
En esa acta fundacional se recogía resumido el acuerdo de cooperación destinado a establecer "una paz duradera e integradora". Echamos la vista atrás a una época en la que la Alianza Atlántica y Moscú no se consideraban enemigos. Ahora volvemos a fraguar y encender la tercera guerra mundial por esa ligereza de telediarios, tuitera y de políticos belicistas entrenados en los videojuegos desde niños que quieren ahora llevarlo a la práctica pensando seguir jugando a matarse desde el sofá. Pues no, es tan real la situación que ha tenido que venir el mayor impresentable de la Tierra a poner orden en la incandescente política mundial. ¿Será Trump quien alcance el alto el fuego, la paz y el entendimiento? Ya ven qué cosa más incomprensible; pues no lo es, ese personaje, como otros a lo largo de la historia, tiene dos personalidades encontradas, la buena es que supera a los demás en personalidad, presencia y resolución. La cara mala, como la del emérito y todos los políticos, todos tienen dos caras.
El poder del dinero y la política hacen sacar a la luz la parte buena y la parte no tan buena de cada personaje público. Es difícil encontrarse con un mandatario justo para todos. Mandar conlleva decisiones inmediatas y directas que no a todas las partes les parecen justas. Imaginen que cambie el Gobierno y revierta las leyes indecentes de Sánchez, esas que para los independentistas, Podemos y Bildu están bien, seguramente ese nuevo Gobierno será malísimo para ellos. No es fácil conformar a todos cuando se tiene el poder.
Trump es bueno para la mayoría de ciudadanos de su país, así le votaron. ¿Respetamos las reglas democráticas? Otra cosa son las corruptelas y delitos, que no los resuelven los electores, son los tribunales de justicia; por eso reclamamos igualdad ante la ley y separación de poderes. Por eso Sánchez y su Gobierno acusan a la oposición de judicializar la política, no le interesa al poder nunca que los jueces hagan su labor cuando tratan de jugar sucio.
Les habla un ignorante que juega a comprender el mundo al que otros tratan con puritanismo ecológico y antropológico. Nadie es bueno ni malo, todos podemos ser ambas cosas según situaciones del momento vivido. Por eso necesitamos más diplomáticos que generales y políticos moralistas o belicistas. Mandar es complicado para los que quieren quedar bien con todos. Es mi opinión.
Un saludo.
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