Indefensión ante el ruido
El viernes 4 de febrero, en torno a las 14.30 horas, llamé a la Policía Local para denunciar el nivel insoportable de ruido que se percibía en mi casa procedente de la explanada del Tartiere. De todos los vecinos de la zona de La Ería es conocido (y de la Policía Local supongo que también, por la cantidad de denuncias y quejas que suscita este asunto) que la ubicación del estadio, en el fondo de lo que era una cantera, produce un efecto de caja de resonancia que multiplica el ruido de tal modo que parece que tenemos la música dentro de nuestros domicilios.
Solicité al agente que me atendió por teléfono dos cuestiones:
1.ª Que diesen aviso a los organizadores para bajar el nivel del sonido, pues este último del viernes puede haber sido, con diferencia, uno de los eventos con mayor nivel de decibelios de los habidos hasta ahora.
2.ª Que se realizase una medición de ruido en mi casa.
Al poco tiempo, el agente me devolvió la llamada y me informó de que una vez hecha la consulta a su superior, no se iba a atender ninguna de mis dos solicitudes, pues, de un lado, se trataba de una fiesta autorizada y, de otro, no tenían disponibles equipos de audiometría.
Me pregunto si el mero hecho de que una fiesta esté autorizada supone que los organizadores pueden saltarse todas las normas habidas y por haber y actuar como les venga en gana. Obviamente, no.
Además, me parece muy grave que la Policía Local de Oviedo tenga la costumbre de ignorar, como hizo en mi caso, las denuncias ciudadanas. Si la Policía no nos atiende cuando tenemos algo que denunciar ¿de qué nos vale? Últimamente, el prestigio de la Policía Local de Oviedo está muy tocado y con cosas así no me extraña.
Quisiera saber qué tipo de problemas existieron la tarde del 4 de febrero para que no hubiera ningún equipo de sonometría disponible para venir a mi casa, habida cuenta de que avisé a las 14.30 de la tarde y había un montón de horas por delante hasta el fin de la fiesta. Por cierto, no creo que hubiese en la ciudad una urgencia respecto al ruido más importante que la de la explanada del Tartiere.
Sentí rabia, impotencia y una sensación de indefensión absoluta. Sobre todo cuando recuerdo que una de las apuestas del Alcalde cuando empezó el actual mandato era, supuestamente, la lucha contra el ruido. Al menos eso dijo y lo tengo recogido de la hemeroteca. Supongo que será contra el ruido en otros barrios, porque en La Ería y aledaños estamos verdaderamente hartos. Hartos del ruido, hartos de que no nos atiendan y hartos de ser menos que otros vecinos de Oviedo.
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