Igualdad
Sé que esto no va a gustar a alguien, porque no todo el mundo opina igual. Pero el machismo existe (lo sé racionalmente) y va a ser difícil de erradicar (lo sé emocionalmente). Las mujeres luchan por la igualdad, porque quieren librarse de cualquier dominación y manipulación por parte de los hombres. Algunas lo que pretenden es mejorar una sociedad donde aún se usa (principalmente por parte de los hombres) la maldad de la guerra como solución. Tras la Gran Guerra del siglo pasado, hombres y mujeres llevaban sombrero, pero un día, paseando por la Puerta del Sol, Margarita Manso, Maruja Mallo, Federico García Lorca y Salvador Dalí se quitaron el sombrero. No era un acto político, no era ni izquierdismo ni derechismo, era algo racional y emocional por la igualdad y la libertad. Luego, al principio de la Guerra Civil española, a Margarita Manso le fusilaron los rojos a su marido, Alfonso Ponce, por ser él falangista; al mismo tiempo los franquistas le asesinaron a su mejor amigo, Federico García Lorca, por tener él preocupación social. Entonces Margarita Manso huyó de España, pues «una de las dos Españas ha de helarte el corazón», y mucho más si son las dos.
¿Cómo definir el machismo? Aunque no sé si será correcto según los cánones feministas, opino que es: «Dominación y manipulación por parte de una parte de la otra parte por ser simplemente la otra parte». Pero el feminismo lucha para que: «No exista dominación ni manipulación por parte de los hombres sobre ninguna mujer». Aunque, con esa patología humana de la dominación y la manipulación, en la igualdad habría tanto hombres machistas como mujeres.
Por la parte emocional creo que el machismo va a ser difícil de erradicar. El animal humano padece una patología crónica: es el único animal sobre la faz de la Tierra con un celo permanente ligado a arrogarse el deber de defender, guerrear y morir por y en el entorno lejano de la familia, mientras que la mujer hacía lo mismo por y en el entorno más cercano. Es una perspectiva que también busca igualdad. Por eso se tiene que aprender a gestionar el cómo educar emocionalmente a hombres y mujeres para que ambos aprendan a comprender tanto la inteligencia emocional propia como la del otro. Porque esa inteligencia emocional, aun diferente y deficiente, deberá alcanzar un equilibrio natural que incluya saber apreciar al otro, sin buscar confrontación sino buscando aprender y perdonar: (sic) «Si alguno imagina que la cosa amada se une a otro con el mismo vínculo de amistad (...) que aquel por el que él solo la poseía, será afectado de odio hacia la cosa amada...» (Ética de Baruch de Spinoza -1677-). Este tipo de ética también ha de cambiar.
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