¡Hasta siempre setenta, bienvenido setenta y uno! (2ª parte)
Mirando atrás la verdad que pienso que lo único bueno que me ha pasado en la vida es él; nos entendemos con una mirada, no hace falta mucho más, cuando grabamos vídeos es el no va más, nos reímos, él porque me vacila y me pone caras para conquistarme y salirse con la suya, y yo porque estos momentos de risas y buen rollo no nos los quita nadie.
Pienso que el cielo y el infierno están en la tierra. Nosotros con nuestros hechos y acciones decidimos a qué lado estamos, si cielo o infierno.
El infierno también está en la tierra, ahí están en su salsa los faltos de empatía, de humanidad, los prepotentes, los manipuladores, que quieren trepar a toda costa, y ahí están opositando con los que son de su mismo palo.
En este largo trayecto de mi vida, si me preguntan que si he sido feliz la respuesta es ¿qué es ser feliz?
La felicidad son pequeños momentos que hay que exprimir porque enseguida se van.
Lo que me hace feliz es escribir, leer, la música, el teatro, los animales (tuve el privilegio de convivir con mis peludos "Zuska", "Isis", "Sammy" y "Luna" como 30 años, desde "Zuska" hasta "Luna", que fue la última que murió. Con ellos conocí la lealtad sin límites, el amor incondicional y el acompañamiento terapéutico, que no te abandonan y están a tu lado pendientes de tu estado de ánimo. Tanto "Isis" (gata) como "Sammy" (gato) y "Luna" (perrita), cuando otros no se enteraban de que me había "caído" ellos ahí estaban para consolarme. Prefiero un millón de veces estar rodeada de animales que de la mayoría de los humanos.
Otra cosa que me hace feliz son los amigos, pero los amigos de verdad no existen, a lo más, conocidos con los que puedes tener más o menos afinidad o compañeros con los que compartes momentos de teatro.
Pero amigos de verdad... me sobran dedos de una mano.
Mi auténtica amiga de verdad, donde puedo ser yo sin cortapisas, es Rosi, mi amiga de toda la vida, hermana no de sangre pero sí de corazón. Ella es esa persona que lo que le cuentas ahí se queda, tenemos tantas vivencias juntas... tantos recuerdos, somos las guardianas de tantas confidencias compartidas...
A ella no necesito llamarla, siempre está cuando hace falta, en lo bueno y en lo menos bueno, de eso se trata la amistad auténtica.
Bueno, hoy me he extendido más que nunca, pero 71 años ya no los voy a cumplir nunca más y tendría tanto más que escribir...
Igual este es mi último escrito, me siento cansada, agotada; como decía mi padre:
¡Ay fía, no puedo con la pila... de años!
Así estoy yo, pero más que por la pila de años lo estoy por agotamiento mental, este es peor que el agotamiento físico, pero bueno, es lo que hay, y ahora lo que me quede por vivir me lo voy a llevar todo por delante, tengo por ahí algunas cosas pendientes donde Tono es el protagonista.
Y eso me gustaría verlo antes de que mi camino llegue a su fin.
Tono y yo somos protagonistas de nuestra historia, nadie puede separar a una madre de su hijo y a la inversa.
La razón: lo llevé en mi vientre nueve meses, cargué con el peso de dos corazones, cuatro pulmones, me crujieron todos los huesos del cuerpo, perdí mi sangre por él al parir su vida a gritos.
Daría mi vida por él y cuando veo que esta pasa en un suspiro, más me apremia hacer algo que lleva mucho tiempo gastándose.
Aunque sea lo último que hagamos juntos, lo vamos a llevar a término, los dos vamos de la mano desde que nació, hasta que la muerte nos separe.
Tono, cuando llegue al final de mi camino piensa que con aciertos y errores eres lo que más quiero en este mundo, que nadie trate de ponerse en medio porque "Una madre se vuelve una leona si ve que quieren impedir que sus hijos alcancen sus metas".
Tu vida nadie la va a vivir por ti, tienes el derecho de vivir todos los buenos momentos.
Mientras tanto, cariño, brindemos por mi 71 cumpleaños y a ver si la vida me da alguna prórroga para seguir unos años más a tu lado.
Si no es así, recuerda que tú eres y serás siempre mi mejor regalo, el amor de mi vida.
Te quiero mucho, hijo.
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