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Nadie va a hacer nada por ti

1 de Abril del 2025 - Rufo Costales (Oviedo)

El planeta Tierra es, por méritos propios, el manicomio intergaláctico al que todos los demás planetas de nuestro universo envían a sus locos bastardos. No hay médicos, ni científicos, ni sabios en el verdadero sentido del término; todos estamos al borde de la locura, siempre lo hemos estado y siempre lo estaremos.

En este ínterin, el mundo se ha convertido en un tablero gigante del juego de ajedrez en el que jugamos ocho mil millones de personas prescindibles, mientras los reyes y las reinas se esconden bajo protección.

Al igual que los reyes, las reinas, los papas o los cardenales, tampoco los presidentes de gobiernos han demostrado que podamos confiar en ellos “full time”.

Ya no tenemos derechos, tenemos, si acaso, privilegios temporales que nuestros “dueños” nos pueden quitar en cualquier momento, por cualquier motivo (o sin motivo).

La respuesta del ciudadano razonablemente inteligente, inquisitivo y de pensamiento crítico no debería ser dejar el trabajo y que sea Dios quien lo haga; no sin antes leer mucho, clasificar la basura sentimental, manipuladora, degradante y obvia de medios audiovisuales subvencionados, seguir el rastro del dinero y luego aprender a reconocer los patrones en los hechos restantes.

A este respecto, me viene a la mente la parábola del santo varón cristiano atrapado en una inundación que, a punto de ahogarse, rechazó sucesivos intentos de rescate con barcos y luego con helicópteros, mientras rezaba para que Dios viniera a ayudarle.

El buen hombre se ahogó y, después de que San Pedro le diera la bienvenida al cielo, le preguntó a Dios por qué se había negado a ayudarlo.

Dios le respondió: “¿Qué querías de mí? Te envié dos barcos y un helicóptero”.

Si solo los lunáticos dirigieran el manicomio, todavía podríamos tener una oportunidad, pero, desafortunadamente, son los psicópatas codiciosos los que gobiernan, así que somos “outsiders” realmente, como lo son los matones completamente locos, los pobres psicópatas genocidas irrecuperables, los violadores victimizados, los resfriados comunes apocalípticos, los pedos letales de las vacas, etc.

A propósito de las vacas: Bill Gates se atreve a decir que contamina más una vaca viva que un coche. Le envío un wasap ofreciéndole que pase él la noche, encerrado en su garaje, con el motor de su coche encendido, y yo en el mío con una vaca viva. Lo está pensando, dice.

No queda otra que relajarnos un poco, seguir esclavizados como hasta hoy, alguna protesta callejera inútil de vez en cuando, firmar una petición en Change.org, votar por los mismos sinvergüenzas y terroristas que componen este fraude tan bonito llamado “democracia representativa” y seguir con nuestras deprimentes vidas.

No sea usted quien decida librarse de este “cáliz” sin antes preguntar a nuestros políticos qué es lo más importante entre presente, futuro o pasado. La mayoría de ellos, se lo adelanto, dirá que el presente; algunos dirán que el futuro, y casi nadie dirá el pasado.

Sin embargo, podemos recordarles que cuando dejamos esta vida (también ellos), solo nos llevamos una cosa con nosotros: nuestro pasado precisamente.

Eso es lo único que existe que realmente podemos llamar nuestro, porque ni el presente ni el futuro lo son.

Puede pensar que dejó atrás su pasado hace mucho tiempo; pero sigue ahí, siguiéndole. Procede recordarlo.

Saludos cordiales.

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