Despedida en la distancia
Os habéis ido. En un instante. Vuestra ausencia, tu ausencia, querido tío, retumba en un silencio asfixiante. Un vacío ensordecedor, sangrante y crudo, difícil de manejar. De poco sirve ahora la veteranía con la que elevasteis nuestro nombre. De poco sirve el honor con el que manejabais las adversidades. De poco sirve la precisión con la que forjasteis excelencia, respeto y devoción.
Os habéis ido y nos sentimos ultrajados. Cuchillos de amargura, afilada ira que no encuentra su cese. Nuestras almas gotean, nos vemos envueltos en velos grises de sinsabor pesaroso.
El carbón alimenta esa oscuridad, pero también ha permitido iluminar nuestras vidas, llegar a donde estamos ahora. Hemos sentido el fuego, no vamos a dejar que las cenizas empañen vuestro recuerdo.
Querido tío, lamento la distancia. Lamento los recuerdos que no tuvimos, las alegrías que se nos han arrebatado. Lamento la injusticia de saber que tenías grandes proyectos, inacabados. Lamento que no vinieras a visitarme por el mundo. Lamento no haber vuelto a casa más a menudo.
Aun así, nos arrastraremos hasta salir del pozo, como tú hacías, para seguir adelante. Es nuestro derecho luchar, llevarte con nosotros. Es nuestro deber persistir, encontrar el camino.
Tío Iván, estos días hemos revivido el hecho bien sabido de que ser minero conlleva tener a tu lado a todo un pueblo honorable, a una familia que va más allá de los lazos de sangre. Corazones grandes, mentes brillantes y la esencia de unas gentes honestas, encallecidas, que han cantado y aullado por vosotros. Es cierto que las tragedias unen, que las malas noticias corren como la pólvora. Sin embargo, el valle ha respondido poderoso ante la tragedia. El buen hacer, majestuoso y solemne, ha sacado a relucir la nobleza ancestral de la minería.
Existe algo subyacente, turbulento, que insufla determinación inquebrantable a aquellos que han probado los dientes del carbón.
Desde tierras otomanas, he sentido el amor y soporte de todo el valle, de toda Asturias, de todo León. Ha sido sobrecogedor, te hubiera llenado de orgullo.
Tienes unas hijas cuya belleza radica en una fiereza retadora, con un valor que han heredado de un padre maravilloso y una madre dura, amada y guerrera. Te llevarán contigo hasta el fin, y nosotros las acompañaremos. Te lloraremos juntos. Pero puedes estar tranquilo, no caeremos.
Tengo la certeza de que se hará justicia. Tengo la certeza de que vuestros nombres (Amadeo, Rubén, Jorge, David, Iván), grabados a punta de navaja en nuestra alma, no caerán en el olvido.
Te quiere,
Tu sobrina Eva.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo