La Consejería de Cultura y la Campa Torres
En Asturias últimamente están saliendo a la luz numerosos asuntos de índole penal que nos atañen a los ciudadanos; por citar uno, el caso de Riopedre o de Renedo como alguno lo hace llamar... Pero no voy a hablar de este caso, pues creo que debe prevalecer la presunción de inocencia hasta que un juez diga lo contrario; sin embargo, voy a hablar de un tema que con cada publicación que sale en la prensa y con cada declaración de la Consejería de Cultura me asombra... En este caso, los de la incultura de Asturias quieren abrir un expediente al señor Ángel Villa por no haber comunicado a ellos el hallazgo de un montón de objetos en mal estado de conservación, sin inventariar y, por ello, inútiles para su estudio posterior. Mis preguntas a la señora consejera Mercedes Álvarez y al director de Patrimonio, el señor Juan Luis Vega, son: ¿Quién dejó en ese lugar deslocalizado más de 20.000 piezas pudriéndose? ¿Han tomado ustedes alguna decisión coherente contra el autor? ¿Creen realmente que condenando al informador van a conseguir que el escándalo de la Campa Torres termine?
Como dudo mucho de que vayan a contestar, me voy a tomar la ligereza de hacerlo yo mismo por ustedes. Quien dejo abandonadas en ese estado tan precario más de 20.000 piezas de nuestra historia ha sido el señor Francisco Cuesta Toribio, y aunque el delito haya sido declarado prescrito, no es menos cierto quién fue el autor de semejante expolio, con el consiguiente amparo de ustedes. En cuanto a las decisiones coherentes que han tomado ustedes con relación a la Campa Torres, el número es de cero patatero, pues ustedes no han hecho más que seguir premiando a su autor e intentar, si no lo han hecho aún, condenar a quien ha hecho bien su trabajo, ya que el señor Ángel Villa con su decisión tal vez ha impedido que ustedes ocultasen lo acontecido en la Campa Torres a la ciudadanía. Y a la última pregunta, la respuesta es que el escándalo de la Campa Torres terminará cuando el autor del delito y quienes le apoyan paguen por ello.
Y ya para despedirme, me gustaría decir al señor Cuesta Toribio, el cual cada vez que suenan los ecos de la Campa Torres se apresura a salir en los medios junto a quienes le avalan para desviar la atención, que es muy fácil dirigir un museo cuando se trabaja con las ideas y apuntes de otros, eso su amigo el señor Revilla le dirá que en la escuela se llama copiar. Y por cierto, si usted prefiere lo natural, váyase a una selva o al desierto, o a la Antártida, pero no venga usted al occidente de Asturias a decirnos que no hacen falta carreteras, pues llevamos mucho tiempo luchando por unos servicios al ciudadano que a día de hoy están a años luz del resto de Asturias. Haxa salú y hasta el 22 de mayo.
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