Sin vacunas para tantas ratas
Quizás haya leído que "alguien" tuvo un sueño en el que las ratas, con mentiras y subterfugios, se apoderaban del mundo. Había tantas que no quedaban más que ratas. De hecho, el planeta mismo estaba a punto de extinguirse porque las propias ratas terminarían por comérselo entero, y así fue.
Solo quedaba una enorme bola redonda de ratas con pegatinas de la Agenda 2030, retorciéndose mientras vagaban por los jardines de Moncloa.
Obviamente, con esto de los aranceles trumpistas, empezaron a comerse entre sí y finalmente, con el tiempo, no quedó nada más que una rata. Y murió de soledad. Pobre rata. Dios no la salvó.
Dios, sin esperar a su día libre, el séptimo, simplemente pensó en resetear el planeta, eliminar carteles de "100 años de honradez", "Ahora sí" o "Haz que pase", y empezar de nuevo, evitando esta vez crear ratas con libre albedrío y carentes de principios. Debería ser suficiente.
Ese mismo "alguien" del principio había observado astutamente que «la sociología es el estudio de personas que no necesitan ser estudiadas por personas que sin duda sí lo necesitan».
Bueno sería que los "sociólogos" de extrema izquierda que "necesitan ser estudiados" tuvieran a bien explicarnos qué proceso radical han seguido en nuestro país para convertirse en esa organización radical, hippie, excéntrica y egoísta, mientras nos "colocaban" el mantra de que ellos siempre buscan difundir paz, amor y buenas vibraciones entre sus súbditos.
Puede que vivan el resto de sus vidas de fiesta, quizás en un buen resort donde ahora hay guerra. ¿Qué le parece Trump-Gaza en un hotel donde antes había un hospital infantil destruido?
Suena tentador, ¿verdad?, pero la realidad, la suya, es que, aunque rodeados de afines, vivirán una vida solitaria, carente de significado y esperanza... hasta que tengan que rendir cuentas.
¿Qué pasará mientras con Ábalos, David Sánchez, Begoña Gómez, Koldo, Cerdán, Tito Berni y "superiores"? ¿Nada, dice?
Respecto al señor Ábalos, nos hemos enterado por la prensa de que la supuesta "scort" Jessica no es tal, sino que para Ábalos, según Ábalos, es su sobrina (por supuesto, "carnal"). Semejante corrupción intelectual es prueba de que cierta prensa no siempre cuenta la verdad.
Soy, obviamente, un crédulo y biempensante, pero la cuestión es que necesito poder mirarme a la cara en el espejo cada mañana, y no ver a un cobarde, un hipócrita, o un traidor.
Saludos cordiales.
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