Sucedió en Correos
Quizás, en una gran mayoría de ocasiones injustas, el pequeño ciudadano de a pie sólo tenga derecho al pataleo, y eso ya se sabe que no soluciona nada, pero al menos desahoga. Ésta es la razón por la que escribimos esta carta, pues no podemos hacer nada más frente a un hurto que sufrimos por parte de algún funcionario de Correos el pasado día 23 de diciembre.
El caso es que se envía un paquete desde la oficina de Correos de la calle León y Escosura de Oviedo con destino a Llanes. El contenido era de diversos reproductores de sonido y relojes, los cuales iban destinados a completar los regalos navideños del 6 de enero. Pasados unos días y viendo que el citado paquete no llegaba a su destino, nos fuimos a reclamar a ambas oficinas de Correos.
En Oviedo, al exponer el caso a la persona presente en dicho momento en ventanilla, ésta respondió, con el muy generalizado despotismo funcionarial que caracteriza a este colectivo, que la mercancía es muy golosa y lo normal es que no llegue a destino y que, al no ir certificada, no cabe reclamación posible. Mientras que en Llanes responden a nuestra explicita queja que en Correos no hay ladrones y, de nuevo, que si no va certificada no hay derecho a reclamación.
Con lo cual, de esto se deduce lo gravísimo del sistema de Correos, la existencia de dos tarifas: una, la ordinaria, en la cual los paquetes pueden ser robados con total impunidad; y otra, la certificada, con la que el envío se garantiza. O, dicho de otra manera, los usurpadores de la propiedad ajena que hay en Correos respetan los envíos. Cabe mencionar también la no advertencia de estas dos tarifas del sistema postal, con la consiguiente habitual falta de información del usuario.
¿Desde cuando es obligatorio certificar los paquetes, cartas y demás correspondencia? ¿Desde cuándo el correo ordinario no llega como debiera?¿No sería más útil eliminar la primera tarifa mencionada y así todos los paquetes llegarían sin ninguna incidencia? ¿Cómo calificar al servicio público de Correos?
Desde luego, el segundo calificativo que nos viene la cabeza es corporativismo. El primero...
Ustedes ya lo saben.
Carmen Cuesta Migoya y María Ángeles Jacinta Ruisánchez Ardines, Oviedo
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