Vargas Llosa, ser humano y genio
Mario Vargas Llosa, Premio Nobel, acaba de fallecer, y con él, uno de los grandes del planeta literario. Vargas Llosa, limeño y peruano universal, español nacionalizado e hispánico de maravillosas estancias en su Madrid y su Barcelona abierta, cuando Barcelona era catalanista pero una sociedad abierta, española y cosmopolita, la cuna, no lo olvidemos, de la promoción por Seix Barral y Carme Balcells del Boom Latinoamericano de Onetti, Julio Cortázar, Uslar Prieti, Augusto Monterroso, Roa Bastos, Jorge Edwards, Carlos Fuentes, García Márquez, Borges como género literario en sí mismo, Bioy Casares. Don Mario, con su desparpajo en el hablar de acento muy amable y educado, caballeroso antiguo, liberal y crítico de todo totalitarismo, su gran español es de lo que fue el Virreinato del Antiguo Perú español, criollo europeizado y de sangre muy española y también algo inca, nos habla de un Perú que dio grandes nombres a la literatura universal, como César Vallejo, Bryce Echenique, el mismo
Inca Garcilaso, noble incaico totalmente español de alta cultura y tradición, prueba
prestigiosa de que los españoles como civilización, desde el primer momento, dieron
más importancia a moldes culturales sincréticos totalmente integradores frente
a purezas raciales endogámicas y regresivas. Perú es el Perú de una teocrática
civilización, la Inca, colosal y enigmática, de caciques, Atahualpas, sistemas de comunicación y transporte, mitos y dioses, momias y leyendas maravillosas.
Su capital fue Cuzco, después “El Vaticano" peruano, por su riqueza jesuítica barroca en
En la muerte del Premio Nobel peruano
iglesias y cultura. Perú es selva, el gran capitán hidalgo semianalfabeto Pizarro, valerosísimo
fundador y elemental, asesinado por el traidor Almagro. Es sagrado Machu Picchu, Ceviche, catedral, huellas españolas por doquier, mundo muy inca todavía en cholitos y cholitas con poncho y bombín, variada y rica gastronomía, presencia del Opus Dei, japoneses emprendedores, clasismo.
Una sociedad orgullosamente mestiza en las formas de civilización, propias de un país de cuña hispánica, de partidos como el APRA y Alan García, Belaúnde Terry, Fujimoris, aquel prestigioso director general de la ONU Javier Pérez de Cuéllar, la vesania de Abimael Guzmán y su terrorismo de Sendero Luminoso, un mundo de caras cobrizas aguileñas, españoles criollos, fortunas y villas, miseria, presencia española católica en misiones de ayuda, quechua y aimara muy vivos, Universidad de San Marcos, Universidad católica dominica importantísima, fundada en 1551. Mario Vargas Llosa, de origen burgués medio y vocación portentosa por la literatura, conocedor del exclusivo barrio de Miraflores, de la pobreza y desigualdades estructurales de una sociedad dinámica y preparada, pero también multiétnica, de fuerte contrastes entre “serranos”, limeños, campesinos que solo hablan quechua, fuerte catolicismo arraigado, sectas protestantes e indigenismo rampante, libros como “La ciudad y los perros", una recreación sobre su primera juventud en un internado o especie de colegio militar machista y brutal, “Pantaleón y las visitadoras", "Conversación en La Catedral", "La Casa Verde", "Lituma en los Andes", "La fiesta del Chivo", "El sueño del celta",
cuentista también. Es un peruano universal del Perú de Arguedas, César Vallejo, Lima, un
español comprometido con la cultura en español de prestigio, un caballero literato liberal-demócrata.
Admirador de Cervantes como creador heroico de mundos y paradojas, personajes y situaciones vanguardistas para un mundo español ya renacentista, de Flaubert y la literatura francesa, de "La Regenta" ovetense de Clarín, de la prolífica y gran trabajadora de las letras, la asturiana Corín Tellado, de las grandes literaturas del mundo. Concitó la atención hacia su obra en París, Madrid, Barcelona, Milán, Roma y Nueva York. Vargas Llosa, que nunca fue marxista pero sí un izquierdista progresista de variadas lecturas, se convirtió en un liberal doctrinario de Burke, Stuart Mill, Locke y defensa popperiana de la libertad, incluso del ideal
neoliberal, pero también un leal y muy sincero tribuno de la libertad de expresión, todas
las libertades individuales liberales clásicas, que puedan defender a las personas, los
derechos humanos, el libre desarrollo de la personalidad, la libertad e igualdad humanistas.
Su estilo literario es preciso pero muy evocador, de rara perfección estilística, tan realista tremendista como de registros muy variados y naturalistas, como no exento de una atmósfera, que, sin ser de realismo mágico como Gabo, enlaza con lo nostálgico, lo romántico, el detalle caracteriológico de los humanizados personajes, maravillosamente cincelados, la recreación de fondos históricos, ambientales y culturales.
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