La gestión de la dana debería hacer caer a los gobiernos central y valenciano sin más
Lo ocurrido en Valencia, en cualquier país exigente con sus dirigentes, los obligaría a dimitir en bloque: desde el Gobierno valenciano, la delegada del Gobierno, el Gobierno central con Pedro a la cabeza, su ministra de Defensa, de la que depende la UME, la ministra de Transición Ecológica, de la que depende la CHJ (Confederación Hidrográfica del Júcar)... En fin, cada eslabón es responsable por no prever, prevenir y coordinar para salvar vidas ante una emergencia anunciada.
Entre todos la pifiaron y entre ellos se culpan sin ninguno asumir su propia responsabilidad; es más, miren hasta dónde llega su osadía, la responsable de Emergencias de la dana le dice al juez que no tenia ni idea de emergencias y culpa a los técnicos y a quien la eligió para el cargo no estando preparada; eso sí, al sueldo no renunció.
Todo fue delictivo, incluso días después veíamos a personas gritar por las ventanas pidiendo agua, alimentos y medicamentos. Incluso llegaron primero los voluntarios sin coordinarlos nadie que el apoyo institucional. Mientras, Sánchez se limitaba a decir que si necesitaban algo lo pidieran, en vez de ponerse al frente como correspondía. Los afectados enseguida atinaron de lleno señalando al máximo culpable por no declarar el estado de emergencia, como era su potestad, cuando Pedro acudió días después a visitar la zona. Le recibieron como jamás un dirigente debe ser recibido. ¿Qué le mueve a este sujeto si no es afán de poder, aferrarse de ese modo a un cargo cuando ve que no le quiere la mayoría del pueblo español? Para estar, solo puede hacerlo sustentado en aquellos partidos con los que decía en campaña electoral no pactar jamás.
Qué es eso de que para poner medios de cara a una emergencia anunciada dependa de que coja el teléfono una persona o más. Tenemos un país de primera con dirigentes de cuarta guantá.
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