Sin techo ni destino
Hasta que me sorprenda la muerte, eso es lo que sigo viendo en todos los transeúntes que veo pidiendo en las puertas de iglesias, supermercados o los lugares más insospechados de las callejuelas más oscuras de esta sociedad de opulencia para los políticos y lobbies, desplazándose con sus carritos, mochilas con poca ropa y menos esperanza en sus corazones, esa es toda su herencia de una larga vida; van en esos miserables carritos o mochilas los resultados de una sociedad que les ha maltratado o pagan por comisión de errores no solucionados, para ver a una sociedad egoísta que el aflojar 10 o 20 céntimos en los mejores de los casos ya es una epopeya de éxito. Esto es muy frecuente, enrojece al más humano que se precie, la sociedad suele mirar para otro lado en lugar de pensar sobre la triste situación, cuando el 1% de la población mundial tiene tanto dinero acumulado como el resto del 99% y luego hablamos de progresismo -¿Qué progresismo? ¿El político y de los ricos que mandan?- y de reparto de oportunidades por la gente de la izquierda nada de nada, ni un bocadillo, solo veo latrocinio y nada de solidaridad ni sindicatos implicados y ONG implicadas, solo por subvenciones y estafas, salvo excepciones de algunas que aún tienen ética y humanidad solidaria, que aún las hay, así que camino sin techo ni destino hasta que la muerte me libere de este triste camino de penalidades impuesto por una sociedad totalmente injusta e insolidaria, no quiero que mi conciencia quede oculta porque me duele en el corazón ver tanta injusticia, políticos hablando solo de guerras y muerte, como si fuera el pan de cada día, "en el amor está la paz", palabra que ha perdido su significado en la sociedad actual, triste destino para los pobres con estrellas en el cielo por techo y camino de espinas hasta que les socorra la muerte.
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