Debemos exigirles el cumplimiento del programa electoral
El programa electoral es la carta de presentación ante los electores, debería ser de obligado cumplimiento, lo contrario es engañar al pueblo, al que se debe todo aquel que se dedique a la política.
Los políticos de todo signo deberían firmar ante notario las promesas electorales, decir claramente lo que harían de gobernar ellos. El incumplimiento en cualquier materia sería de referéndum obligado, y preguntar a todos los ciudadanos si están de acuerdo con ese cambio. Aquí el rectificar no es de sabios, es de trileros y de tomar por imbéciles a los votantes. Los españoles votan un programa, no a unos tipos con mucho morro.
Luego, los votantes podrían confiar en que no todos los políticos son iguales. Para un político, lo primero deben ser las personas, las familias, los trabajadores, ancianos, niños, hombres y mujeres y su bienestar; muy a la par estará su país, muy por detrás vendrá su partido, su ideología y militancia; por último, estará su persona. Recuerden que son servidores públicos. Imaginen a un policía que antepusiera su seguridad personal al riesgo de ejercer su profesión para y por los demás. Ustedes sin riesgo alguno, confundieron los términos, empiezan por ustedes, luego van ustedes y si les sobra algún resquicio de indecencia cambiarán de partido sin pudor en busca de mejorar su posición. Les importan una mierda los españoles, ya hacemos normalidad la corruptela, el transfuguismo y las puertas giratorias, algo que demuestra la catadura moral de quien así actúa. Por eso debemos exigir cumplir el programa electoral siempre y en todo lugar.
Deberemos votar solo a aquellos partidos y políticos que se comprometan a acabar con los indultos y las amnistías entre ellos y por ellos. A quienes estén dispuestos a eliminar sus propios privilegios como: la inviolabilidad y los aforamientos. Votar a quienes pongan sobre el tapete políticas de reducción de gastos superfluos en ellos mismos, a quienes castiguen sin tapujos las corruptelas que les rodean. A quienes tengan un compromiso firme y firmado con la Constitución, con el respeto a la separación de poderes, con la presunción de inocencia y la igualdad de todos ante la ley; con la libertad y mismas oportunidades en educación, preparación y salud.
Tenemos que ser fiscalizadores de retorcidas promesas en cuestión de políticas sociales, de inmigración, en defensa de libertades de expresión y de libre desempeño personal y profesional a la hora de ganarse la vida y vivir en plena libertad sin censuras y sin restricciones asociadas a complejos de nadie, a prejuicios que coarten a los demás su forma de vida sin que medir obligación o perjuicio a los demás.
Qué decir sobre el respeto a la autoridad: padres, tutores, maestros, policías...
Políticas claras sobre vivienda, pensiones, salarios... en inversiones públicas que fomenten y faciliten industria y empleo decente.
En una palabra, que se comprometan a trabajar por el bienestar de los ciudadanos, no por su propio bienestar.
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