A Jesús María Corral
Hace unos días recibí la triste noticia de que Jesús María Corral Roces, primo carnal de mi padre, se encontraba enfrentando sus últimos días, algo que jamás habría imaginado ni en mis peores pensamientos. Conocido cordialmente como "el Pipas", jubilado de Ensidesa y muy querido en Sama de Langreo y Gijón, así como en el concejo de Sobrescobio, nos dejó de manera repentina, casi sin previo aviso.
Como bien decía mi padrino Juan Luis el pasado jueves en el tanatorio, la pena y tristeza que hemos sentido todos ha sido indescriptible. Jesús María era mucho Jesús María. Era afable, trabajador, productivo, con carácter y sobre todo una persona profundamente familiar. Fue un gran marido, un gran padre y alguien que siempre defendía a los suyos a capa y espada. Porque sí, la familia y los amigos son lo que realmente importa en esta vida.
Sé que quizás no soy la persona más indicada para hablar de él, dada mi aún temprana edad, pero como miembro de una nueva generación familiar siento la necesidad y la obligación de expresar el afecto que todos le teníamos. Siempre recordaré lo cariñoso y cercano que eras conmigo, hasta incluso cuando discutías amistosamente con mi padre, o el gran aprecio que le tenías a mi madre, así como la cantidad de anécdotas que siempre nos contabas a todos. Personalmente no puedo expresar lo que me hacías reír, "Pipas".
Recuerdo que, en nuestro último encuentro, el año pasado, me dijiste algo que se me quedó grabado: la importancia de hacer reuniones toda la familia. Juntarnos para formalizar una comida de primos, hermanos, sobrinos, nietos y todo aquel que quisiera unirse, porque, como dijiste, "al final, la vida son dos días".
El miércoles 16 de abril se marchó una persona que, para muchos, era más que un hermano, más que un primo, más que un amigo... Perdón si esto puede parecer fuera de lugar, pero no puedo evitar compartir algo que pensé el mismo miércoles por la noche, cuando el Real Madrid cayó derrotado frente al Arsenal en la Champions League, y es que la primera persona que me vino a la mente fue Jesús María. Estoy seguro de que, como gran barcelonista que era, hubo una estrella que brilló todavía más en el cielo.
Jesús María, te vamos a echar muchísimo de menos. No solo aquellos que tuvieron la suerte de conocerte durante muchos años, sino también por el legado familiar que nos dejas a las generaciones venideras.
Un abrazo muy fuerte para tu mujer, Charo, y para tu hija, Bárbara. También para tus hermanos, Mari Paz y José Luis, así como al resto de la familia.
Allá donde estés, Jesús María Corral Roces, descansa en paz.
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