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Consensos y paz social

22 de Abril del 2025 - José Luis López Tamargo (Oviedo)

Las ideologías como teorización social sobre la realidad organizativa de la “Polis” o espacio de convivencia nacieron con el mundo clásico de Grecia y Roma, con los sofistas, una especie de diletantes-pedagogos y consejeros de distinto cariz, que se dedicaban a la especulación ociosa sobre cuestiones de debate público, muchas veces de forma muy cínica, demagógica oclocrática, otras veces, con “areté” virtuosa. Siendo también corifeos de Critias o el tirano de Agrigento. Solón, Licurgo y Pericles fueron hitos. Fue Sócrates un gran educador de la juventud y un filósofo siempre presente en el ágora, presto a ejercer el método mayéutico del diálogo benefactor.

Platón dice que todo el sistema político en sociabilidad ha de ser armónico,

Tiene que basarse en la idea inmanente y difusa de la “diké” o justicia. En Platón hay aristocratismo, también equilibrio conservador republicano entre las almas irascibles y concupiscentes, las almas racionales, aunque dotadas de cierta hybris, solo atenuada por la piedad y los deberes cívicos. Y el mundo de los ideales supremos, del cual emanan el bien, la bondad y la verdad, el mundo de los verdaderos valores virtuosos y excelsos.

Aristóteles cree en el mesotés, en el justo medio, en una mesocracia o gobierno de amplias mayorías muy templadas y medias, en lo perfectible hacia lo excelente, en cierta visión casi ya científica de la estructura social.

Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, la patrística y concilios, Marsilio de Padua, Bodino serán bases del pensamiento social occidental durante 1.400 años de civilización cristiana.

El Renacimiento humanista italiano es Pico de la Mirandolla, artistas, Giordano Bruno, Da Vinci, en España están Gracián, Vitoria, Suárez, pensadores jesuitas, ilustrados.

En la Francia estrictamente estamental de la Revolución Francesa surge el concepto de “derecha” e “izquierda “, la aristocracia y el clero serían “la derecha”; la burguesía libre y el pueblo, “la izquierda”. La Revolución Francesa arrasó con el concepto de monarquía absolutista, y tras intentos de monarquía parlamentaria, instauró el ideal republicano de los derechos universales, se dieron guillotinas dictatoriales de Robespierre, exaltados de Saint-Just, Dictadura del Terror, Marat, Babeuf, codificaciones civiles, Fouché y Talleyrand, Napoleón. Con la Revolución Industrial y la formación del Estado-Nación se crean instituciones parlamentarias muy representativas.

En Inglaterra ya había nacido la monarquía parlamentaria y el parlamentarismo como forma de consenso y diálogo civilizado, fundamentada en la “Rule of Law”, formas de convivencia basadas en el uso de la palabra y en la deposición de las armas y de la guerra constante, de la “hostilidad horrible y bestial” entre todos los grupos sociales, como describe Hobbes. Desde mediados del siglo XIX hay una representación de amplias clases medias y después el reformismo social del laborismo británico, las sufragistas, abolicionistas, y el cristianismo sindical fabiano permearán la “tory” sociedad británica, que siempre ha tenido en la Corona parlamentaria un bastión de su identidad nacional democrática y compuesta. Las ideas socialistas reformistas, racionales, transformadoras, socialdemócratas parlamentarias conseguirán que todo el mundo se sienta partícipe de un concepto avanzado y social de dignidad humana.

El experimento soviético o de “capitalismo de Estado” totalitario y estalinista, con descollantes progresos científicos y sociales, decepcionó por su política crudelísima en contra de los derechos humanos en su vertiente individual de humana dignidad y librepensamiento. La socialdemocracia keynesiana supuso para Europa, Roosevelt y Kennedy en Estados Unidos, los setenta años de más crecimiento, desarrollo, paz social, cultura, extensión de los derechos sociales justos e igualación equitativa entre todos los grupos sociales en la historia de Europa, gobernando en alianza con social-cristianos, liberales conservadores, tradicionales moderados, grupo verde e independientes. El mundo fue pasto de dictaduras nacionalistas de fascismo anti liberal-democrático, stalinismos, comunismos de Mao, Pol-Pot, Khemeres rojos, nazifascismos, dictaduras de extrema derecha, Shoá y “limpiezas étnicas”, destructores de todo valor humano.

Actualmente, España es un gran país, tras superar un siglo XIX de 17 golpes de Estado, tres guerras civiles carlistas, persecución de liberales y progresistas, terrorismo y espadones, pérdida de las últimas colonias y afianzamiento de un sistema formal parlamentario de “pucherazo” y caciquismo, cantonalismo y una primera república proudhiana, federal e inestable, Pi i Margall, Castelar. Una “revolución gloriosa” de 1868, revueltas en el siglo XX, con muy serios conflictos sociales, el terrible desastre del Annual, la dictadura de Primo de Rivera, una Segunda República alentada por un gran movimiento de pensadores europeístas, reformistas, educadores, Azaña, Negrín, Machado, liberal-democráticos, socialistas y reformistas regeneracionistas laicos, que no frenaron las mortales luchas de facciones a pistoletazo limpio, anticlericalismo feroz, surgimiento del fascismo español a imagen y semejanza de Mussolini y Hitler, matizado por un catolicismo extremadamente conservador, en contra de avances sociales, el parlamentarismo occidental, las libertades y los avances de las mujeres en igualdad, España se convirtió en un avispero infernal.

Tras una Guerra Civil increíblemente atroz, que devastó todo progreso y civilización, con una posguerra franquista durísima que duró casi veinte años, con atropello total de todos los derechos humanos, persecución y represión en tapias de cementerio y cárceles, planes de estabilización y desarrollo, consumismo incipiente occidental, orden y seguridad establecidos que permitieron el surgimiento de tímidas clases medias, apañaditas, sensatas, “de cuello blanco”, avances sociales y un autoritarismo nacionalcatólico que dio paso a guateques, manifestaciones, progres de melena y canción francesa, “Beatles” y “Rolling”, “grises” y al movimiento obrero. Llegó la Monarquía parlamentaria con toques pop, clásicos y algo rupturistas, con “herencia del abuelo” y apertura al mundo, con exposiciones universales, cultura posmoderna, reconversiones industriales brutales, decencia total en promover concordia y cumplimiento de los Derechos Humanos, avances sociales y posibilidades para todos los sectores sociales, ocupando España un lugar 19 o 24 entre las democracias plenas del planeta. Las funciones genéricas de la Corona, con el Rey Felipe VI y su consorte, la asturiana doña Letizia, se desarrollan de manera realmente noble, respetuosa, con esfuerzos elegantes y virtudes de diálogo y dedicación pública, interlocución de todos los sectores sociales, con amabilidad, reconocimiento internacional renovado, imagen de una España participativa, democrática y alejada de fastos, oropeles exagerados y errores del otrora bienamado, popular y “campechano” Juan Carlos. España es una realidad estable, que, como todos los grandes países, en la realidad global multilateral actual, constantemente ha de reconfigurar su posición, puntos fuertes, sentido de cohesión social interna y respeto al sentido arbitral, moderador e institucional autorregulador del sistema de partidos democrático representativo, de Monarquía parlamentaria histórica actualizada y valores vigentes, vinculantes, de Estado Social y Democrático de Derecho, en una gran economía abierta de mercado. La Corona española actual es, realmente, una de las principales bazas, por no decir la principal, que dota de sentido referencial, simbólico, cultural e histórico a la propia continuidad de España como nación y comunidad vital basada en principios constitucionalistas comunes por encima de toda división social, falta de “accountability” de los políticos. España es un cuerpo social plural y autonómico, unido y bien trabado por la Corona, instituciones comunes, una historia de 550 años juntos, valores democráticos españoles y europeístas.

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