La milonga del puente de Ribadesella
Pasadas las Navidades comienza el culebrón del puente sobre el río Sella. Como diría el sabio de mi padre: "Dos años de trabayu y nun pusieron una sola teya". Esto es verdadero, como la vida misma, no es un comedia de éxito de Lope de Vega, es lo que ocurre actualmente en Ribadesella.
El cierre del puente a la brava de quince semanas es un absurdo, matemáticamente hablando. Es decir, no se hará.
Si fuera cierto, tendríamos una perfecta frontera que delimitaría las dos Asturias, a saber:
1. La Asturias de Oviedo (lado izquierdo del río, según bajan las piraguas).
2. La Asturias de Santillana del Mar (lado derecho del río, donde esta el barrio del Cobayu y la Villa).
No hagamos el puente y retrocedamos siglos en nuestra historia, así es todo mas "guay del Paraguay". Volvamos a nuestra cultura arcaica y trasnochada.
Como había problemas en la construcción de dicho puente, se llamó a nuestro glorioso Ejército español para que nos sacara "les castañes del fueu". Ahora me entero por el periódico LA NUEVA ESPAÑA (LNE) que dicho puente "conlleva una gran obra de ingeniería civil muy compleja".
¿Estamos en el siglo XXI? El franquismo hizo la obra en 1940, con los medios tecnológicos propios de la época (el guinchi y poco más).
El Ejército solo tiene un puente de tipo MABEY disponible; claro, no se puede utilizar en Ribadesella pues igual hay otra dana como la de Valencia y la UME (Unidad Militar de Emergencia) lo necesita para salvar vidas humanas.
Señores políticos, el Ejército está para cosas importantes, de ámbito militar y no civil. ¿Estamos en guerra?
Olvídense de la UME, pues Ribadesella no padece ninguna catástrofe natural, son los ingenieros de caminos, canales y puertos los que deben resolver el problema del puente sobre el río Kwai, que se me va la olla, sobre el río Saelia según Estrabón.
Lo de Ribadesella no es una emergencia, pero sí una infraestructura necesaria para facilitar la vida a turistas, veraneantes y riosellanos.
Miren, mis apellidos son:
1. Alonso, el cual heredé del hombre más currante de Ribadesella (criticado por ello), que fue mi querido padre, José Manuel.
Soy un poco Alonso de Quijano, luchador de causas perdidas.
2. Blanco, heredado de mi querida madre, buena conversadora y de la universidad de la vida. Hago honor a mi apellido y digo las cosas alto y claro para para que se me escuche bien. Esto me originó problemas a lo largo de mi vida.
El que escribe, José M. Alonso Blanco, lo de M. lo copié de Pedro Sánchez cuando en el Parlamento llamaba a nuestro presidente M. Rajoy.
Entonces, como Alonso de Quijano, que era más sensato que muchos políticos, diré abiertamente lo que pienso, pues el apellido Blanco hace que mi electrón neuronal no colisione y por tanto no pierda energía, esa que nos venden las eléctricas a buen precio.
El puente con el proyecto de reforma actual no se hará nunca. Es necesario volar el puente actual de una manera controlada, pues tiene aluminosis y la estructura de hierro en muchas pilastras está en contacto con el agua salada, esto produce una corrosión físico-química importante; recordaré que este puente del franquismo tiene 85 años. Como diría mi padre: "Es vieyu y lo mejor es empezar por los cimientos".
Las soluciones ingenieriles son muy amplias, pues tenemos una tecnología del siglo XXI. Los problemas que plantean en LA NUEVA ESPAÑA (LNE) son pueriles, dignos de un chaval de primero de Ingenieros de Caminos en Santander.
El puente de Franco se destruirá y haremos un puente excepcional y magnífico como merece la bella Ribadesella y ese Descenso en piragua más importante del mundo.
Pero, ojo, las cosas de palacio van despacio y esta obra será nuestro Escorial riosellano, pero se concluirá igual que Felipe II acabó su Escorial madrileño.
Como decía Alonso de Quijano a su escudero: "Cosas veredes, amigo Sancho".
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