¿Y si la clave del apagón está en el enchufe?
No seré el único que duda si el apagón no fue un bulo colosal o una alucinación colectiva. El presidente Queno Miente (transcríbase como suena) nos tenía dicho y redicho que un apagón en España no se podía producir y, además, era imposible; por más que la derecha, "sedienta de catástrofes y hambrienta", lo anunciara y lo deseara. Basta ver al líder de la oposición, Alberto Feijóo; aparte de su inveterada costumbre de hacer cruceros en yate con narcos desde pequeño, se le nota a la legua que está dotado de esa funesta facultad de algunos magos, de torcer las cucharas con el pensamiento. Por eso, en cuanto Óscar Puente u Óscar López bajan un poco la guardia, ora erupciona un volcán, ora estalla una pandemia o las danas se encadenan sin tregua hora tras hora.
El Presidente se pasó la tarde colgado del teléfono. Habló con Macron, con Starmer, con Zelensky, con su amiga tedesca, Ursulina von der Leyen; y cuando ya marcaba el número del Papa, uno se sus asesores (que están en todo) le dijo que el Papa estaba pero muerto. A eso de las 6, pidió un micrófono e informó a los españoles de que no había luz y que eso es lo que había.
"Beatriz, no es el momento", le reconvino a su amiga la presidenta de Red Eléctrica, como diciéndole "cobra y calla". Esa puede ser otra de las claves del embrollo: Beatriz Corredor solo cobra 546.000 euros, y con sueldo tan módico no le pueden exigir dedicación exclusiva. Así que dan las 2 y Corredor, que teletrabaja, pliega el ordenador y a correr y a hablar de cosas con su amiga Begoña, otra experta en electrónica.
A Corredor la nombraron presidenta de Red Eléctrica por ser registradora de la propiedad. Quién sabe más de electricidad que un registrador: Mariano Rajoy, registrador como Beatriz, cuando se les funde una bombilla en casa, de inmediato al volver del "running", sin cambiarse cambia la bombilla antes de salir para el despacho. Nadia ha oído a un registrador confundir un voltio con un vatio.
Aunque tampoco habría que descartar la clave del enchufe. Begoña, en cuanto se libere del cerco judicial (la están "peinando" en una peluquería Lawfare) impartirá un máster en enchufes, subvencionado por la Red que preside Betriz. Rufián, Otegui, Puigdemont son los electrones periféricos de este Gobierno progresista de coalición; su núcleo duro es esa red blindada de ciclos combinados y enchufes potentísimos entre padres e hijos, hermanos, mujeres y maridos y algún cuñado que cae por allí. Los electrones cobran carísimos peajes; el núcleo duro (Pumpidos, Sánchez, Correderas, Calviños y Riberas) se reparte el grueso del botín: Telefónica, Paradores, Red Eléctrica... el Estado es suyo. Los demás, que somos unos cuantos, a comprar velas para el próximo apagón y a verlas venir.
En este contexto, lo más urgente, además de progre, sería subirle el sueldo a Corredor, y que el Presidente se retire una semana no sin antes dejarnos una carta declarándose "profundamente enamorado" de la Red. De la España apagada tenemos un expresivo compendio en esta Asturias de principado socialista (el príncipe de turno se llama Barbón): con Fernández Villa jubilado y olvidado, con el SOMA amortizado, en las minas cerradas estalla el grisú y los mineros, que ni los hay ni están, mueren de cinco en cinco. "Mira, Maruxina". En el paraíso no hay cárceles. ¡Natural!
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