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De hilarante a macabro y humillante

7 de Mayo del 2025 - Marino Iglesias Pidal (Gijón)

Iba a usar la expresión "infantilismo" aplicada a quienes siguen gustando de las comiquitas (dibujos animados en Venezuela) en la edad adulta, pero no. De inmediato la deseché. Recordé que, hace sesenta años, mi mujer y yo, llevábamos cuatro años casados, todos los sábados en la mañana, íbamos a ver a Tom y Jerry al cine Altamira en el centro comercial de Puerto Ordaz, Venezuela.

Me viene esto a la cabeza porque, hace unos días, mi mujer y yo estábamos muelleando por Youtube aparecieron Tom y Jerry, y la nostalgia nos llevó a verlos una vez más.

Cuando lo dimos por visto y buscábamos alguna otra cosa que nos llamara la atención, apareció Pepe Álvarez (y que este... sea asturiano... tiene bemoles) con su discurso del Primero de Mayo.

Así de pronto, sin contexto, por su discurso y apariencia, yo diría: Coño, he aquí una nueva comiquita.

Pero no. Ya contextuado, me digo: ¡Coño de su...! He aquí el común personaje de la actual izquierda española.

La saga comenzó con Zapatero, porque, coño, sin entrar a valorar sus políticas, todos los presidentes, hasta Rajoy, habidos en la actual monarquía parlamentaria española, podían dar el pego, pero, a raíz del Mr. Chance español... Qué vergüenza. Y qué dolor.

Y el caso es que, en esta española realidad de comiquitas, desde hace mucho tiempo que vienen ganando los coyotes. Los correcaminos ni una. Son, están, parecen, tullidos sin remedio; parecen no existir, o, en todo caso, en cantidad, si no insignificante, evidentemente inoperante.

Esta parte, izquierda, de España, para nada siente la humillación que significa el ser gobernados por esta caterva de... ¿Por qué?

Humillar. Inclinar o doblar una parte del cuerpo, como la cabeza o la rodilla, especialmente en señal de sumisión y acatamiento.

Visto el significado de "humillar", clara la respuesta. No se sienten humillados porque no sienten inclinada o doblada ninguna parte de su cuerpo. Qué puede decirle el paisaje atroz a un invidente.

Y lo que es más increíble, y acongojante: la cantidad de invidentes que hay en este país.

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