Pedro Sánchez Superstar
Dice una leyenda apócrifa, sin fundamento histórico alguno, que hallábase Pedro Sánchez en compañía de Donald Trump y Vladimir Putin, paseando por los jardines del Edén, hablando sobre los problemas que ellos mismos habían contribuido a generar en el mundo.
Estaba Pedro en el uso de la palabra explicando las artimañas a las que había recurrido para mantenerse en el poder siete años y lo mal que le había parecido que, antes de morir, el Papa Francisco, soslayando sus propios méritos (precisamente se estaba estudiando como posible milagro el hecho "milagroso" de que nunca hubiera ganado unas elecciones), propusiera a Gaudí como santo, motivo más que suficiente para que no asistiera al funeral de Su Santidad.
En esto se les aparece Dios, flanqueado por los siete arcángeles. Después de los saludos protocolarios, los tres mandatarios terráqueos se apresuran a plantearle al Altísimo algunas cuestiones que los atormentan.
Primero va Vladimir y le pregunta a Dios que cuánto tiempo le queda en el poder. "Cuatro días", le responde, y Vladimir, inesperadamente, se pone a llorar como una magdalena.
Luego Trump le hace la misma pregunta, y Dios le contesta: "Dos meses". Trump se acuerda de Melania y hace pucheros, intentando mostrarse insensible, pero es incapaz de contener las lágrimas.
Finalmente, va Sánchez y le pregunta: "Dios, ¿cuánto tiempo me queda a mí en el poder?".
Dios le mira espantado y se echa a llorar.
Pasados los primeros minutos de llanto, y desahogadas las penas, el Todopoderoso les comunica que tampoco procede tomárselo tan a pecho porque, en realidad, el mundo se va a acabar en tres meses. Es más, decide Él que sean ellos sus portavoces para que comuniquen, urbi et orbi, la mala nueva.
Putin se va a su país y convoca a la Asamblea Federal de Rusia para difundir el mandato. Les dice: "Tengo que daros dos noticias malas. Una, que Dios existe, y dos, que el mundo se acabará dentro de tres meses".
Trump reúne al Congreso de los EE UU y les dice: "Tengo que daros dos noticias, una buena y otra mala. La buena es que Dios existe realmente, y la mala es que el mundo se va a acabar dentro de tres meses".
Sánchez convoca al Congreso de los Diputados y les dice: "Tengo que daros dos buenas noticias. La primera, que Dios me ha nombrado su portavoz, y la segunda que la crisis en España se acabará dentro de tres meses, tal como prometí".
¿Sin crisis decís? "Perded toda esperanza...". (Dante a las puertas del infierno).
Saludos cordiales.
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