O tempora, o mores!
"Oigo, patria, tu aflicción...", exclamaba Bernardo López García en su oda "Dos de Mayo", lamentando la angustia de una España por Napoleón invadida. Hoy -creo yo-, al pueblo español le asfixia la ansiedad que le provoca no los extranjeros, sino una clase política que nace, se reproduce y perdura dentro de las propias fronteras.
Políticos a los que, cuando son elegidos, se les supone formación adecuada, actitud de servicio, integridad indubitada y posesión, sine qua non, de sentido común. Viéndoles actuar, ya sean de centro, derechas o izquierdas, también extremos, el debate político discurre con la argumentación taxativa del "Y tú más".
Estrategia de mostrar los errores, pasados, presentes y futuribles del oponente, con la espuria intención de no contestar a lo requerido, obviando torticeramente la responsabilidad, eso sí, eludiendo afrontar solidariamente el problema sobrevenido, llámese dana, apagón, pandemia, corrupción, inmigración, etc., en busca de solución. Actitud, independiente del color de las siglas, que impedirá la sinergia de una mutua cooperación que la ciudadanía demanda y necesita. Y sería vomitivo ya solo el pensar que esas estrategias, posturas, decisiones o actitudes respondan a la búsqueda del voto electivo.
¡Oh tiempos, oh costumbres!, en añoranza de tiempos pasados. Rememorando, quizá ahora, aquella clase política con: la bonhomía de buscar el BIEN COMÚN, sí, con mayúscula, porque no era solo el mío, el tuyo y el de aquel, sino el de todos; con el sentido de Estado, maduro y serio, suficiente para darnos una Constitución y lograr una democracia; con el equilibrio del sentido común, para, sin renunciar a su ideología, se fajasen en un debate político, quizá bronco pero siempre respetuoso, inteligente y elegante, pero también cortante sin mezquindad; y a la vez capaces de, hombro con hombro unidos, acabar con la lacra del terrorismo etarra y sanear la alguna vez rufianesca y virulenta postura del separatismo.
Y, llegado a este punto, obligado es el inciso para testimoniar a quien participó activa y generosamente en hacerlo posible. Loor, en todas sus acepciones, al coronel de la Guardia Civil D. Diego Pérez de los Cobos. ¡Misión cumplida!, dijo al despedirse. "Misión cumplida y más", dijeron sus compañeros de guerra. "Misión cumplida más allá del deber", judicialmente sentenciaron. "Qué buen general, si hubiese...".
O tempora, o mores! Transición. Constitución. Democracia. Y al recordarlo en mi mente se dibujan quienes lo hicieron posible, el Rey D. Juan Carlos I, los llamados "padres de la Constitución" y aquellos nombres de todos conocidos, precedidos de don o señor, porque caballeros y señores fueron y son. Y a todos ellos -centro, derechas, izquierdas, y también sus extremos- añoro y estoy agradecido. O tempora, o mores!
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