El Papa americano abre un tiempo de esperanza
León XIV, siguiendo los pasos de León Magno (440-441) y de Gregorio el Grande (590-604).
Creo que un verdadero milagro se operó durante esta Pascua de Resurrección y en el cónclave tras la muerte de Bergoglio bajó el Espíritu Santo y posó en forma de paloma sobre la cabeza de los conciliares.
Yo vengo henchido de tristeza y de alegría de enterrar a la única tía carnal que me quedaba, la dulce Paulina, que fue la sacristana de la iglesia de San Gregorio VII in Monte, de la cual tantas veces parlé en este blog: un faro que ilumina al soto desde el somo donde se yerguen el farallón de la torre y otras piedras sagradas.
Las piedras están vivas y nos hablan de un pasado de luchas religiosas con el Islam.
Todos sabemos que el Cristianismo vino a España por el norte de África y no desde los Pirineos y tenía un carácter bizantino siguiendo la secta de Arrio, que exaltaba la humanidad de Cristo sobre su divinidad, como prueban las pilas bautismales de Fuentesoto, Sacramenia, Membibre de la Hoz, Aldeasoña, etc.
Hasta Leovigildo y Recaredo, que profesó la fe romana.
San León el Grande tuvo la habilidad de conjugar el sincretismo de los dioses oscuros con el cristianismo, revistiéndose de las galas de Sumo Pontífice al modo de los sacerdotes de Júpiter. No ordenó la destrucción de los viejos templos y basílicas, sino que pidió adaptarlas a las normas evangélicas.
Gregorio el Grande, uno de sus sucesores, aquilata la obra creando el monaquismo.
Antes, la vida consagrada era eremita, como podemos estudiar en las Cuevas de San Vicente, en Fuentesoto, y en los Siete Altares de Sepúlveda.
Los monjes o morabitos ya no intentaban conseguir la perfección por su cuenta, sino que habían de vivir en comunidad ateniéndose a la regla de San Benito. Ora et labora.
Dios rogando y con el mazo dando.
La ociosidad no es solamente la madre de todos los vicios, sino la puerta de entrada a las tentaciones del maligno.
También instituyó el canto gregoriano. Entre los melismas y diapasones de esos signos musicales antiquísimos se esconde el Señor.
Los orientales lo han conservado. Nosotros no, y a eso precisamente aludía el Papa recién elegido León XIV cuando anunció que piensa viajar a Nicea en Turquía y reunirse con los patriarcas y metropolitas de rito oriental que Roma denomina despectivamente cismáticos y para ellos los cismáticos (zeuma, gr. División) somos nosotros.
Tratará de buscar una solución al problema con los orientales. Parece ser que no estuvimos machacando en hierro frío durante tantos años.
El papado es una institución política de origen merovingio, pero preeminentemente religiosa, encargado de la salvación evangélica de la humanidad.
Esa es su sublime misión, a sabiendas de que el espíritu está pronto pero la carne es débil. Dios bendiga al Papa Prevost, The Quiet American (el estadounidense tranquilo). Loado sea y bendito nuestro hermano en Xto. Spiritus ubi vult spirat (El espíritu donde quiere se infunde).
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