Reventa en el sistema de venta
En los conciertos ya no hace falta pelear por una entrada y encontrarte luego con la reventa en la puerta. Ahora el sobreprecio viene incluido. El sistema lo gestiona directamente la empresa que vende las entradas, y lo llama "precio dinámico", que no solo controla el acceso, sino también cuánto se pagará por entrar, en función del artista, la demanda y el día. Es decir, hace exactamente lo que antes se consideraba reventa: inflar el precio según interés, pero desde dentro. Lo vimos con el caos de entradas de Bad Bunny, que ha acabado bajo investigación de la OCU. Y también con "Oasis" en Reino Unido, donde los precios se duplicaban en cuestión de minutos. En Estados Unidos, directamente los demandaron por monopolio... y eso fue el año pasado.
Los precios de los conciertos no suben por error ni por colapso. Suben porque nadie lo impide. Y lo hacen con el visto bueno de promotoras, artistas y administraciones, que no fijan ni límites ni condiciones para proteger al público. La reventa ya no está en la calle: ahora está integrada en el sistema.
Es hora de aceptar que ahora la música en directo funciona como un mercado de especulación legalizada. Un modelo donde el acceso cultural se mide por la renta y no por interés. Una burbuja de interés cultural por la que nadie se atreve a tocar un acorde
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