La justicia ha vuelto a brillar en Asturias
En un tiempo en el que la política parece haber perdido el norte, la absolución de Francisco Álvarez-Cascos viene a recordarnos que la integridad, la honestidad y el compromiso con los ciudadanos siguen siendo los pilares fundamentales de un verdadero líder.
El reciente fallo de la Audiencia Provincial de Oviedo, confirmado por la Sala Civil y Penal del TSJA, que ha absuelto a Álvarez-Cascos de los cargos de apropiación indebida y administración desleal presentados en su contra, no solo reafirma su inocencia, sino que también pone en evidencia la campaña de desprestigio a la que ha sido sometido. Durante seis años, hemos visto cómo se intentaba empañar la imagen de un hombre que ha dedicado toda su vida al servicio público, luchando incansablemente por los intereses de Asturias y de todos los asturianos.
Desde la fundación de Foro Asturias, Álvarez-Cascos se convirtió en la voz de aquellos que no encontraban representación en el resto de las fuerzas políticas. Fue el motor del cambio en un Principado que se encontraba estancado, un líder que no dudó en asumir riesgos y en plantar cara a las injusticias, aun cuando ello significara enfrentarse a quienes antes eran sus compañeros de partido.
En el año 2010 fuimos muchos los asturianos que estábamos ilusionados con el nombramiento de Francisco Álvarez-Cascos para encabezar la lista del PP en las elecciones autonómicas de 2011.
La negativa del PP nacional a su nombramiento, puesta de manifiesto con nocturnidad y alevosía un 30 de diciembre de 2010, supuso un cataclismo que nos empujó a muchos a abandonar el partido en el que militábamos y embarcarnos en una maravillosa aventura que culminó con el nacimiento de Foro Asturias Ciudadanos.
En mayo de 2011, ganamos las elecciones autonómicas, y Álvarez-Cascos se convirtió en el presidente de todos los asturianos.
Sumario: El fallo del TSJA absolviendo a Francisco Álvarez-Cascos
Destacado: Han sido seis años de linchamiento público con pena de telediario que no solo han hecho sufrir mucho a Francisco Álvarez-Cascos, sino también a sus hijos, a su familia y a los que nos consideramos sus leales amigos
Lo que vino después es de sobra conocido y no voy a repetirlo, pero lo que de ninguna manera esperábamos era que quienes se beneficiaron de su nombre para obtener cargos y puestos con retribución dineraria fueran tan mezquinos y miserables que, abanderados por Carmen Moriyón, interpusieran una querella sustentada en mentiras y falsos testimonios, ayudados, como escribió D. José María Navia-Osorio en las redes sociales, “con la inquina del fiscal, que se aprovechó del rencor de los traidores para hacer su guerra particular”.
Han sido seis años de linchamiento público con pena de telediario que no solo han hecho sufrir mucho a Francisco Álvarez-Cascos, sino también a sus hijos, a su familia y a los que nos consideramos sus leales amigos.
Sobre la conciencia de cada uno queda lo que ha hecho y dicho sobre Álvarez-Cascos, quedan las barbaridades que se le han atribuido sin prueba ni justificación, como bien han sentenciado los altos tribunales asturianos.
La justicia ha hablado y lo ha hecho con contundencia. Las acusaciones que intentaron mancillar su reputación han sido desestimadas, y su absolución debe ser vista como una victoria no solo personal, sino también para todos aquellos que creemos en la política limpia, en el servicio público desinteresado y en la defensa de los intereses de Asturias por encima de todo.
Muchos asturianos seguimos creyendo en Francisco Álvarez-Cascos. Su trayectoria es un ejemplo de integridad, trabajo incansable y amor por esta tierra. No podemos olvidar sus logros como vicepresidente y ministro de Fomento del Gobierno de España, ni su labor incansable en favor de las infraestructuras, el desarrollo económico y la creación de empleo en nuestra región.
En estas horas que han pasado desde que conocimos la sentencia absolutoria no dejo de preguntarme: ¿quién y cómo se repara el daño causado? ¿Quién le devuelve la honra y el honor mancillado?
Hoy más que nunca, muchos nos mantenemos firmes junto a él, sabiendo que las adversidades solo han reforzado su carácter y su compromiso con Asturias. Desde aquí, le manifestamos nuestro más sincero reconocimiento y nuestro apoyo incondicional.
Se ha hecho justicia para Álvarez-Cascos, un hombre íntegro y un líder indiscutible, porque la verdad siempre prevalece, y la justicia ha vuelto a brillar en Asturias.
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