Parece ser que todo tiene la misma evolución
Parece ser que todo tiene la misma evolución.
Nace, se desarrolla y muere.
Hasta las palabras siguen el mismo proceso y, cuando son mayores, en mayor o menor grado, se vuelven seniles y, aunque sigan viviendo, sirven para muy poco y se les puede adivinar un final cercano, relativamente.
En España se da una paradoja, entre muchísimas, los españoles cada vez duran más, y las palabras, cada vez menos.
Véase, por ejemplo, "insólito". Se sigue usando, pero no tanto.
Lógico que se use menos. Realmente, muy poco significado tiene a estas alturas.
Ayer he visto, y oído, en Youtube, a una señora a la que un reportero en la calle le pregunta: "¿Qué le parece a usted Sánchez?".
A lo que ella responde: "Es el mejor presidente de todos los tiempos que ha tenido España".
Ante semejante afirmación, hace un tiempito, mi arco reflejo habría saltado sin más -¡insólito!-.
Pero no. Me quedé pensativo buscando un calificativo que no encontré. Como ya aquí poco hay que no lo sea...
Tú te vas a buscar en una multitud, en Holanda, a un señor de 1,85 y te quedas plasmado - ¿cómo coño voy a encontrarlo?-. Te vas a Timor Oriental y, en cuanto miras, ¡coño, ahí ta!
Hasta tal punto se ha perdido el insolitismo en España que el personal sigue considerando la democracia como la mejor forma de gobierno posible.
Normal con la muestra de la señora de la encuesta. Como también es normal que, con este personal, siga gobernando, "democráticamente", el Gobierno más clara y escandalosamente traidor y corrupto de la historia de España y, posiblemente, de todo el extranjero.
Como si, para algo así, hubiéramos previsto una adición gramatical, en España se ha inventado "lo siguiente", con lo cual prolongamos la vida de "insólito". De esta manera, habiendo perdido significado la palabra, podemos dárselo con con la expresión, de reciente creación, "lo siguiente". Incluso nos da la posibilidad de reiteración sin atragantarnos con ello.
Así que, oye, decir -insólito, insólito, insólito...- coño... no lo veo yo. Sin embargo el no es insólito, sino lo siguiente de lo siguiente de lo siguiente-, pues, bueno, mientras no inventemos un calificativo adecuado...
En fin, ahora me iré a pensar a ver si es posible que Florentino deje de ser un político, en cierta medida, claro, porque el cambio de personalidad, cuando menos, es sumamente improbable; deje de ser un político, decía, y se vuelve más presidente del Real Madrid.
Amén.
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