Margarita Robles
A esta Sra. se le acaba de hundir el acorazado de su personalidad. La dignidad empieza por la propia persona. La credibilidad es un atributo que la persona se gana con el ejemplo. Este comentario podría ser suficiente para que se autoevalúe la ministra al insulto machista, cobarde y narcisista de quien rige el Partido Sin Orden Establecido. Si el insulto de "pájara" que "duerme con el uniforme" lo trasladase un empresario a una de sus trabajadoras, la comunidad de la izquierda plural, democrática, transparente y digna estaría convocando la moderna maquinaria de la Inquisición.
En el caso de la ministra poco puede hacer la izquierda. La propia insultada es quien quita hierro al insulto y ni denuncia ni dimite. Dice contar con la confianza del alfa político y ahora se defiende con un currículum formativo y académico. Pero pregunto yo a esta señora: ¿tener formación y cultura no la ha enseñado que también educa en la dignidad que ha de atesorar una persona? Ciertamente, haber utilizado argumento tan pobre la hace ignorante, porque parece ser que el día que se hablaba de lección de respetabilidad no acudió a clase. Defender a quien ha insultado y no dimitir entiendo que poco compromiso y ejemplo es ante la deseada igualdad de derechos entre géneros y muy difícil es manifestarse el día 8M.
¡Cuántos wasaps y teléfonos habrán sonado, desde el castillo del monarca, para que no se moviese ni una sola figura de la mesnada perfumada en la defensa de una insultada mujer! Es muy clara la actitud de la multidiversidad de asociaciones feministas, bien presupuestadas, que no se han movido, salvo que sea un error de apreciación por mi parte. ¿Qué ejemplaridad ofrecen estos colectivos y qué credibilidad pueden tener sus mensajes en los medios o detrás de las pancartas? ¿Qué valores trasladan a la juventud, a la que dicen hay que educar desde la más tierna edad? Solo con Asturias haré alguna pregunta. ¿Qué han comentado las mujeres en igualdad del Consejo asturiano de la Mujer? ¿Qué ha comentado la asociación de las Trece Rosas? ¿Qué han dicho los sindicatos de la izquierda atribulada? ¿Dónde se escuchó a la defensora del feminismo Carmen Calvo? ¿Qué ha dicho la preparadísima y siempre defensora de los derechos de la mujer desde la Delegación del Gobierno? Estos son ejemplos de la escasa virtud que atesora tanto reclamo de la izquierda para la defensa real, verdadera y creíble del colectivo mujer.
Si alguien con representación pública desease ser espejo donde han de mirarse las mujeres, se pliega, se acobarda, guarda silencio y se esconderá unas semanas hasta que claree el día, será muy difícil que pueda revolverse ante los casos desagradables y lamentables del machismo. Con la actitud de esta Sra. no se le pone en duda la lealtad, pero sí la capacidad.
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