El juego sucio del empresariado asturiano

Dicen los empresarios, para curarse en salud por su falta de iniciativas, que tenemos demasiados titulados universitarios en Asturias y, a continuación, saltan todas las alarmas. Que necesitamos una reforma integral de todo el sistema educativo es cierto, al igual que no cabe ninguna duda de que tenemos la juventud mejor preparada de las últimas generaciones. ¿Qué falla entonces?

A mi modo de ver, hay dos cosas que estamos haciendo mal o, mejor dicho, están haciendo mal la clase política y las organizaciones sociales en general: no ponerse de acuerdo en un modelo educativo marco de las enseñanzas obligatorias y posobligatorias útil para toda España y en consonancia con los del resto de países de nuestro entorno y, sobre todo, un cambio radical en el conocimiento y la percepción de los idiomas, tanto en la formación y el desarrollo académicos como en la mentalidad de uso del idioma extranjero, que nos facilite salir al mercado laboral europeo en igualdad de condiciones con nuestros socios comunitarios, ya que aquí, en nuestra tierra, el empresariado no es capaz de crear otro puesto de trabajo que no provenga del ladrillo.

Nuestra comunidad, Asturias, históricamente subvencionada, creó una clase empresarial acomodada y sin recursos intelectuales para desarrollar proyectos de futuro, aunque, en honor a la verdad, también en esto la clase política tiene un último y elevado grado de responsabilidad.

Contrariamente a los argumentos expuestos por Cristóbal Montoro en «Los desayunos» de TVE, no llega a la política lo mejor y más brillante de nuestra sociedad, aprovecho para decirle al señor Montoro que nadie merece estar cobrando tres salarios del erario público por muy interesantes y universales que sean sus aportaciones, que no es el caso de ningún político español, muchos arriban sin haber demostrado nada en el mundo laboral, algunos para encontrar un refugio bien remunerado que de otra forma nunca tendrían. La prueba de que la política da un valor añadido la tenemos en que a los más insignes, por haber llegado más alto en el escalafón político, Felipe González y José María Aznar, quien les abre las puertas de las grandes empresas con salarios multimillonarios es el conocimiento del medio adquirido en su etapa como gobernantes, dudo mucho que ambos hubiesen llegado a tan elevado caché por su valía profesional al margen de la política. Nuestros universitarios no tienen posibilidad de demostrar su valía porque no se les da ninguna oportunidad para que encuentren ese punto de experiencia competitivo que toda empresa necesita.

Una vez más, creo yo, el árbol no deja ver el bosque. Situamos el sistema educativo en la picota, que estoy de acuerdo que es manifiestamente mejorable, y nos olvidamos de la responsabilidad que tiene el empresariado asturiano, que suelta la tinta del calamar para desviar la atención de sus propias miserias y responsabilidades. A día de hoy, todavía no les he oído decir qué modelo de Formación Profesional quieren, claro que, para definirse, tendrían que tener claro cuál va a ser el modelo de empresa del siglo XXI, cosa que no solamente no saben, sino que tampoco tienen intención de quemar ni una sola neurona en tal proceso intelectual. No se den por aludidos aquellos que sí tienen inquietudes y visión de futuro.

El empresariado asturiano, en su mayoría, consiente impasible, porque así es más fácil y menos costoso para sus bolsillos, cómo se hacinan ciclos formativos en un solo centro educativo sin ningún criterio; véase el ejemplo del Politécnico de Avilés y de la Universidad Laboral en Gijón, con más de veinte ciclos formativos en cada uno de ellos que, además, nos quieren vender como la solución mejor y más perfecta, cuando todos sabemos que es una forma de abaratar costes. Este tipo de enseñanzas requiere de amplios espacios sectorizados e independientes pero próximos, ya que la tecnología informática y robotizada tiene servicios comunes a todas las manifestaciones empresariales industriales y, sobre todo, con mucha ayuda empresarial y universitaria, tanto de aquí como de otros países de nuestro entorno exportadores de tecnología punta.

Asturias, por su geografía y distribución poblacional, tiene unas posibilidades inmensas para definir grandes espacios didácticos y recibir fácilmente el asesoramiento y la formación que, de forma continua, necesita el profesorado de FP. Tenemos un profesorado excelente y motivado, pero debemos dirigirnos hacia otro tipo organizativo que no tiene por qué ser igual al de otras comunidades autónomas. Dignificar la FP pasa por invertir en ella tiempo y dinero y, hoy por hoy, el empresariado asturiano no está por la labor. Ellos tiran la primera piedra como si estuvieran libres de todo pecado, para que luego sean otros quienes reciban las pedradas de las críticas. A esto se le llama juego sucio y nada cooperativo.