Supermadres
Cuando una mujer pasa por un embarazo sufre grandes cambios en su cuerpo. El tamaño de su útero se multiplica por ocho, todos sus órganos se tienen que recolocar para poder albergar una vida dentro del mismo cuerpo, y sus emociones se convierten en una montaña rusa de la talla del Shambhala. Según varios estudios, una mujer tarda entre nueve y doce meses en recobrar su forma habitual, y puede tardar años en recuperarse emocionalmente.
Aun así, se espera que en tan solo dieciséis semanas las mujeres sean capaces de volver a la vida que tenían antes de dar a luz. Se espera que vuelvas de vuelta al trabajo, ignorando por completo el proceso de recuperación, y que, además, te hayas convertido de repente en una gran madre.
¿Dónde queda el tiempo de recuperación óptimo? ¿De dónde podemos sacar el tiempo necesario para acostumbrarnos a esa nueva pequeña vida que ahora depende exclusivamente de nosotras? ¿Cómo podemos transicionar de una lactancia materna exclusiva a una lactancia mixta en tan solo cuatro meses?
En un mundo donde todo parece muy moderno y adaptado, todavía no se piensa en esas madres que se tienen que reincorporar a la vida. Ser madre es una experiencia preciosa, pero también muy dura; hace falta empatizar, más allá de fijar un día de la madre. Sin ellas ninguno de nosotros estaríamos aquí.
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