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La formación, la reforma más urgente

14 de Febrero del 2011 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

Desde aquel «esto está bien para mis hijos pero no para mis trabajadores» dicho en un curso de formación de la FP ocupacional del INEM en 1983 por el presidente de una asociación de empresarios, a éste: «la Universidad está bien para unos pocos, pero no para tantos». No hemos cambiado. No somos operativos, así que no vemos la operatividad necesaria. Entonces había que haber apostado por la creatividad y la autonomía de los trabajadores. No se hizo, y ahora creemos poder seguir de igual manera atascados como estamos.

Debemos ver la bidimensionalidad operativa de una FP inicial y una FP ocupacional permanente para el empleo. No se trata de que todo el mundo [desde la educación del bachillerato excesivamente generalista] vaya a la universidad. Se trata de establecer una propedéutica en la propia FP inicial de ámbito sectorial hacía la Universidad. Un camino selectivo difícil y apropiado, adecuado a nuestros tiempos y, por tanto, contemplando la dimensión de la FP permanente de carácter ocupacional para el empleo. Se trata de que al alumno de la ESO que vaya al CFGM, y en ese ciclo, se le preparé también fuertemente en matemáticas adecuadas y aplicadas al sector, así como en la física y la química pertinentes al referido sector, y hasta en la historia de las tecnologías y en la filosofía de la ciencia que ha hecho posible y hace posible la evolución de tal sector, lo cual exige, como es obvio, una formación muy buena en la educación anterior o previa en: matemáticas, física, química, historia y filosofía. Tal alumno [supere o no supere el CFGM o el CFGS posterior], debe saber que, de abandonar la línea propedéutica de esa FP inicial, deberá prepararse en una de las ocupaciones del mercado laboral [según su nivel de preparación] en la FP ocupacional de tipo ocupación o específico, para luego pasar a formarse en prácticas en la empresa en donde buscará la motivación para seguir formándose de forma permanente, o bien, volviendo de nuevo a la FP inicial, continuar sus estudios hacia la Universidad; o bien, en alternancia con la empresa, continuar con la formación de carácter ocupacional progresando en su empleabilidad y en su promoción profesional.

No se trata de que a la Universidad vayan todos, sino de que vayan aquellos que, a través de la propedéutica de la FP inicial [e incluso habiendo pasado por FP permanente y la experiencia práctica del trabajo en una empresa], se hayan motivado y esforzado y lleguen a la Universidad [incluso becados por las empresas] preparados y bien formados dispuestos a hacer preguntas y demandar conocimientos. No se trata de que un joven [casi un niño de 18 años sin experiencias] se enfrente de golpe con conocimientos profesionales de un sector a nivel universitario sin prácticamente haberlo vivido o experimentado; sino que evolucione en el sector profesionalmente desde la ESO. Pero para eso se debe configurar la FP actual como una FP inicial [cosa que no se ha hecho] y potenciar la FP ocupacional para el empleo [son conceptos y hasta materias distintas en especificidad]. Por otra parte, no se trata de que un profesor universitario dé apuntes, sino que responda a preguntas. El alumno debe investigar en las bibliotecas las materias sobre las que necesita orientación y confirmación [¿Cuántos alumnos hay por bibliotecario en la Universidad de Stanford y cuántos en la Universidad de Oviedo?].

Pero, para todo esto, debemos ver la operatividad bidimensional de la FP con sus apartados inicial y permanente, ésta última con sus múltiples derivaciones hacia las ocupaciones en que se agrupan todos los puestos de trabajo del sector. La Universidad no puede ser un globo que se hincha desde el bachiller como un sistema educativo cualquiera, sino una afilada lanza para la competitividad, satisfaciendo la necesidad de progreso de las personas, del país, y de sus empresas. Amparando esa bidimensionalidad operativa descrita: por una parte sus grados con sus títulos que deberán tener una vigencia tan firme como la vida de quien los recibe [no se puede andar cambiando el contenido de los títulos de grado como si tal cosa], unos títulos que serán la base formativa de múltiples ocupaciones posteriores y postgrados; unos másteres y postgrados de vigencia menor con certificaciones de carácter ocupacional que sí estarán cambiando frecuentemente arrastradas por la dinámica de las ocupaciones en los sectores productivos y la empleabilidad a todo lo largo de la vida de las personas.

Se trata de conformar todo un sistema formativo en alternancia con el trabajo en las empresas a todo lo largo de la vida, un sistema que desarrolle la empleabilidad permanente de las personas y su adaptabilidad a una sociedad continuamente cambiante. O el mundo nos arrollará ante nuestra quietud.

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