Tráfico y estrés se autodestruyen
Reconozco que no circulo en automóvil con asiduidad por las calles de esta mediana ciudad en la que vivo, pero cuando lo hago me da pánico. En las horas punta (aplicando un corrector estadístico) la comparación en número de sucesos con otras grandes ciudades viene a ser parecida debidos al mal común que padecemos: choques entre vehículos, atropellos (con mayor porcentaje en los pasos de peatones o cebra), exceso de velocidad, aparcamientos en doble fila... Todo ello viene dado en proporción al despiste morrocotudo que ambas partes aportan a este maremágnum circulatorio, causado generalmente por: el uso indebido del teléfono al volante, el estrés, la falta de sentido común, el mal uso del tiempo que esta sociedad nos impone para llegar lo antes posible a ninguna parte... Conducir o caminar con esta vorágine impuesta por los malos hábitos no se complementan, se autodestruyen.
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