Democracia y democracias

"Democracia" es el término político más socorrido y declamado en las sociedades de capitalismo avanzado. La democracia es un valor de uso, un tótem sagrado que, invocado, llena de respetabilidad y supone estar dentro de lo "correcto, lo presupuesto, dado por

sentado". En la historia de la humanidad nunca ha habido democracia hasta hace unos 60 o 70 años, no era democracia el régimen parlamentario de monarquía de "carta otorgada", los mandarinatos, directorios, espadones de pronunciamiento y regímenes pretorianos, abiertamente dictatoriales, que se han prodigado en España, como en otros países de nuestro entorno. Triepel, politólogo y sociólogo de la aparición y surgimiento de los partidos políticos como formaciones de representación de intereses de notables, de clases y sus conciencias ideológicas, después, partidos cártel, partidos de masas y de votantes medianos siempre,

empezaron a ser realmente democráticos cuando se aceptó el sufragio universal y se superó el sufragio censitario puramente elitista por razones económicas de renta, otorgándose, de modo crucial también el voto a las mujeres. Democracia es en Aristóteles, "politeia", es decir, política del bien común, de la república, que siempre será res pública, es decir, velar por los asuntos públicos de todos y todas. Platón era elitista, pero creía que la "areté" era del hombre que armonizaba en si todos los componentes instintivos, emocionales e intelectuales

de "nous" divino en su ser, hablaba de que el pueblo, la mayoría social era verdadero soberano, existiendo ricos y oligarcas, tiranos, regímenes reales o aristocráticos, timocráticos y tiránicos.

El mejor, el régimen democrático, sabiendo que puede derivar fácilmente en demagogia

y tiranía, la democracia tiene en su cúspide a filósofos reyes. El auge del socialismo democrático, liberal en la aceptación de todas las libertades individuales y la promoción de la igualdad y la libertad ha sido un factor democratizador crucial, así como la consideración insoslayable de que la democracia no es nunca algo meramente numérico, que viene dado por el aplastamiento de las mayorías, sino que, cuanto más un régimen parlamentario electivo plural respete y ampare con plenitud de derechos a las minorías, más democrático y avanzado en su legitimidad será. La democracia de partidos clientelares y meros "recogedores de votos" cada campaña electoral es una distorsión limitante de una democracia más abierta y deliberativa cívica y de nuevos movimientos sociales y tendencias libres de opinión.

Así como una democracia tecnocrática o de expertos sabios es algo muy interesante pero que podría solo representar intereses cerrados de grupos sociales sesgados por su formación elitista académica, con altos niveles de preparación técnica o universitaria, frente a las capas más medias de la sociedad. Una democracia de puro mercado electoral de sondeos, encuestas y de sociedad del espectáculo, alimenta a la masa como meros espectadores pasivos, con política-ficción de teatro en sede parlamentaria, donde lo que prima es una representación electoral muy indirecta, sujeta a poderosos designios y tramas economicistas, a entramados corruptos y falta de transparencia.

Además, tenemos la democracia directa, ejercitable a través de los institutos plebiscitarios y de referéndum y la rotación en los cargos públicos por sorteo y elección directa, sin que las listas electorales sean impuestas unilateralmente por las cúpulas de los partidos. La democracia directa es soñada por ciertos grupos que adoran el voto electrónico, desde concepciones libertarias tecnológicas y, en la práctica tradicional, solo es posible en pequeños distritos asamblearios rurales, como en la Confederación cantonal Helvética.

Por último, una democracia global cosmopolita internacionalista a través de la preeminencia del Derecho Internacional y de relaciones internacionales que busquen una democracia de igualdad soberana entre todos los estados. Una democracia televisada de libertad de mercado global, con prevalencia y garantismo de los Derechos Humanos como brújula moral era idea muy en boga, en la época de los analistas Fukuyama y Huntington, que hacían una taxonomía de las distintas civilizaciones mundiales en lid.

Una democracia de calidad exige imperio de la ley y el derecho, igualdad ante la ley, igualdad de oportunidades garantista y muy amplia, fiscalización de las actuaciones administrativas y, hasta cierto punto, revocabilidad de muchas actuaciones políticas, movilidad social y un régimen parlamentario con capacidad efectiva de trasladar sus propuestas a la sociedad en su conjunto, teniéndose siempre en cuenta variables regionales importantes, el papel de las mujeres como motor de cambio social fundamental, el respeto a los Derechos Humanos de cuarta generación, la libertad e igualdad universales, la diversidad humana, la transparencia y los derechos fundamentales constitucionalistas de libertades, garantías liberales, con

actuaciones propias de un Estado democrático de derecho social.