Las dos «Aenas»
Cierto es que, después del asunto de los controladores, la opinión pública cuando oye la palabra AENA se estremece por la indefensión, la frustración que sintieron miles de ciudadanos durante esos días ante el caos provocado, lo que justifica con creces la indignación popular. Todo ello ha sido hábilmente aprovechado para anunciar que se privatizarán los aeropuertos, acabando ello con las molestias a los ciudadanos y mejorando la eficacia de los mismos además de una futura bajada de las tasas aeroportuarias. Pues bien, quizá se consiga que una de las «Aenas», la de los controladores, mejore sus cuentas de gastos, pero para ello se cargarán la condición de empleados públicos de casi 10.000 trabajadores que sacaron una oposición de manera absolutamente legal, con esfuerzo, ilusión, tiempo y dinero invertidos. Ellos son la otra AENA, la de la gente que cobra un sueldo normal, que acude puntualmente a su trabajo y que con su esfuerzo consigue que los aeropuertos funcionen de manera impecable, que nunca han sometido al ciudadano a una huelga salvaje, ni mucho menos a ningún chantaje.
Los ciudadanos han de saber que se va a vender una empresa pública que tiene importantes beneficios y que si ahora acumula miles de millones de euros de pérdidas es debido a las faraónicas obras realizadas en Madrid con la T4, en Barcelona con la T1 y en otros pequeños aeropuertos con la realización de obras innecesarias. Todo ello no justifica privatizarla, ya que si dejáramos AENA tal como está, incluso con la misma gestión actual, se recuperaría de la deuda en poco tiempo, tal es el nivel de ingresos que genera la red.
De todo ello se van a beneficiar los compradores, y la pagarán los de siempre, los trabajadores. ¿Protestaremos algún día?
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