Quejémonos de nosotros mismos y reaccionemos
Me digo: ¿y tú no eres un ciudadano con quejas?, pues exponlas también, y se solidario con los demás. Vale, pues... a veces la SS no te coge el teléfono, tarda en reaccionar o se equivoca en algo, pero ¿quién no se equivoca alguna vez?, sería injusto destacar un fallo entre personas que normalmente viven la tragedia de los demás. Más bien suelo quejarme de los poderosos que se aprovechan de nuestras tragedias, aunque eso sí, se nos ríen y es perder el tiempo, así que prefiero tomar el café con cualquiera a quien interesen temas relevantes, humanos, temas en los que estamos envueltos nosotros mismos.
Si, ya lo sé, hablar sobre nuestras propias responsabilidades no es muy atrayente, podemos preguntar a los fumadores. Al menos cuando quedamos afectados por nuestro propio desinterés o el de los demás, acabamos por aceptar el tratamiento o la ayuda, y responder de un modo... disciplinado. No sé si podría intentarse un modelo de educación con una parte hacia nosotros mismos, es decir: autoeducación. Pongamos algún ejemplo general y notorio: las religiones. En este mundo occidental la fe se basa en el Dios de la Biblia, y él no esconde lo que quiere, sino que es claro para que sepamos exactamente lo que debemos hacer. El primer mandamiento de la ley de Dios dice: "No te hagas ninguna imagen tallada ni nada que tenga forma de algo que esté arriba en los cielos, abajo en la tierra o debajo en las aguas. No te inclines ante esas cosas ni te dejes convencer para servirles, porque yo, Jehová (o Yahvé, según la traducción) tu Dios, soy un Dios que exige devoción exclusiva". (Éxodo 20: 4,5).
No es ya que no se le haga caso, sino que los templos están llenos de imágenes con reclinatorios para rendirles culto y velas para ofrecer a modo de sacrificio. ¿Por qué?, porque los que controlan el mundo saben que las masas son cómodas y no les gusta el compromiso, como mucho si va acompañado de tradiciones y fiesta. Las masas esperan justificarse considerando que si la autoridad humana dice así, ellas ya no son responsables. ¿De verdad la vida se nos hace más feliz pensando antes en nuestra conveniencia que en nuestros compromisos?. ¿Es más feliz el que no acaba de comprometerse en el matrimonio, que aquel que lo acepta con lo mejor de todo su ser? Puede que sí, solo hay que ver cómo han aumentado los divorcios; hoy en día 7 de cada 10 matrimonios acaban en divorcio.
Yo... creo que ya ni se enseña a los jóvenes las cosas más importantes de la vida, es lógico que no haya compromiso con el ejemplo que ponen los de arriba, pero si no las enseñamos estamos privando a nuestros hijos del mayor bien posible. Para mí, no hay felicidad comparable con el verdadero amor, aunque exija compromiso: "Si hablo en las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, he venido a ser un [pedazo de bronce sonante o un címbalo estruendoso. Y si tengo el don de profetizar y estoy enterado de todos los secretos sagrados y de todo el conocimiento, y si tengo toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si doy todos mis bienes para alimentar a otros, y si entrego mi cuerpo, para jactarme, pero no tengo amor, de nada absolutamente me aprovecha. El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado. No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todas las cosas las soporta, todas las cree, todas las espera, todas las aguanta. El amor nunca falla" (1 Corintios 13:1-8).
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

