A Pastorela
Domingo de tanatorios en el norte, de esquelas y de preguntarnos por qué no quedamos una vez más. Domingo de estar donde hay que estar, de no enterarnos de lo que está pasando. Encontrarla por la orilla y subirle la bolsa para marchar. Ahora que se va para siempre, que le subimos flores, ¿adónde irá? Solo esperamos que no se vaya el recuerdo, la sonrisa en los ojos, la mirada dulce, la voz, las anécdotas, sentirse en casa y sentirse queridos. La dulzura y la bondad hecha persona, que no se vaya quién era y cómo nos sentíamos con ella.
Lunes de funeral. Lunes infinito. Lunes de todo y nada. Lunes de no decir adiós. Lunes de infancia, seguramente, y del resto de la vida también. Lunes de todas las ilusiones y de que no se vayan nunca. Lunes de cariño y dulzura, de dormirnos en eso. Lunes de citas infinitas, cerrar los ojos y esperar. Lunes de nos vemos en la playa siempre, si no nos vemos más.
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