Álvarez Buylla, ¿hospital del siglo XVII?
Soy un férreo defensor de la Seguridad Social y de que cada trabajador lleve su sueldo para su casa, pero a veces estas posiciones se ven enfrentadas con la realidad diaria y a continuación me explicare.
Tengo un abuelo de 86 años, debido a su trabajo como albañil lleva muchos años enfermo de una bronquitis crónica. Como los años no perdonan, en el reciente estrenado año 2011, el pobre ya lleva dos estancias en el Hospital Álvarez Buylla de Mieres por diferentes causas, la primera por un empeoramiento de su enfermedad crónica y la segunda por una trombosis venosa profunda.
Una vez que les he puesto en antecedentes, ahora entenderán el porque de comienzo de esta carta.
En la primera estancia en el hospital no tuvimos ningún problema, quizás el único pero, fue que el informe llega casi con mes y medio de retraso cuando siempre se indica que si no llega en quince días se reclame al centro. Es verdad que fueron necesarias muchas llamadas para enterarnos al final de que el problema era que el señor doctor no había tenido tiempo durante este mes y medio de realizar el informe, así que era imposible hacérnoslo llegar.
Lo más grave para mi, fue durante la segunda estancia, por una parte, la información dada a los familiares por parte del servicio de urgencias fue más que escasa, inexistente, ya que durante 5 horas no tuvimos ninguna noticia, una vez en el despacho de información, la doctora da la información del diagnostico y se larga sin contestar ninguna de nuestras preguntas.
Por otra parte, cuando le dan el alta a mi abuelo, seguía con una sintomalogia similar a la que le llevo a Urgencias no hacia 48 horas y cual es nuestra sorpresa cuando nos enteramos que hubo altas generalizadas quedando la planta del hospital casi desierta.
A continuación, nos dirigimos a recoger la medicación en la farmacia, tras buscar un medicamento infructuosamente durante una tarde completa, al día siguiente (sábado) nos enteramos que dicho medicamento lleva tiempo dado de baja en las farmacias, con lo que hay que acudir a las urgencias del servicio de primaria para poder encontrar una medicación similar. Resulta que dicho medicamento, ya no salía reflejado en el programa informático de recetas del SESPA.
Otro problema que tuvimos, fue el mercado que se genera a la entrada del laboratorio para los análisis del Sintrom, ya que la megafonía casi no se oye y hay una gran multitud de personas esperando desde primera hora de la mañana.
Pero volviendo a mi caso, llegamos al laboratorio y no quisieron sacarle sangre a mi abuelo ya que nos indican: No hace falta sacarle sangre, ya que hace unos días que se lo hicieron en planta.
Después de esperar 90 minutos, llaman a mi abuelo a la consulta de Sintrom (en la cual hay un doctor que estaba mejor jubilado que no trabajando) donde le tienen que sacar sangre para poder ajustarle la medicación, con la consiguiente perdida de tiempo.
Vuelven a llamarlo a los 90 minutos, donde le entregan, al fin, la medicación hasta la próxima semana.
En resumen, nunca he visto tal cantidad de desmanes, errores, fallos y descoordinaciones como los existentes en el Hospital Álvarez Builla de Mieres, a parte de esto se suma la poca mano de ciertos profesionales, quizás desmotivados, quizás muy creídos.
Espero que una vez que se pase al nuevo Hospital, estas aptitudes desaparezcan, ya que si no la calidad asistencial de la cuenca de caudal será cero o incluso negativa en comparación con otros hospitales de la región.
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