Ribadesella necesita un pontífice
Ribadesella, municipio del oriente de Asturias (comarca de los Picos de Europa, según quieren imponer algunos, sin ningún sentido geográfico), con «fronteras» con Llanes, Caravia, Parres, Cangas de Onís y Colunga. El municipio tiene un censo aproximado de 6.300 habitantes, la población está asentada en la villa y el barrio del El Cobayu, la mitad aproximadamente, pues la playa solo esta habitada a tope en la temporada estival.
Yo comparo a Ribadesella con la molécula de agua, la cual tiene dos pares de electrones.
Uno de mis arículos en LA NUEVA ESPAÑA (LNE) hace años se titulaba: "¿Ribadesella es bipolar?". Al final concluía que sí, pues hay dos polos bien definidos: la playa (rica) y la villa (menos rica).
Los polos se comunican por un puente ruinoso, indigno de un municipio de Excelencia Turística, construido en 1940 por el franquismo.
El 28 de enero de 2025 publiqué un artículo titulado «Ribadesella bien vale una misa (puente nuevo)», que criticaba la imposición de estos políticos.
El día 15 de septiembre de 2025 el viejo puente del caudillo por la gracia de Dios se cerrará al tráfico rodado durante 15 semanas (parece la película famosa en su tiempo) y la economía riosellana, basada en el turismo, puede que quede muy tocada. Pero no hay otra solución. No me extraña, pues un proyecto ingenieril de 7,5 millones de euros no da para mucho. Las pilastras del puente, que son trece, no se pudieron mirar debido a lo exiguo del presupuesto.
Puedo afirmar y afirmo que en mis años felices de piragüista federado pasé multitud de veces debajo de dicho puente. Lo examiné bien, veía hace 50 años la estructura de hierro en contacto con el agua salada.
Mis estudios de Física en la Universidad de Santander y mi licenciatura en Química Analítica me dicen que en 50 años las reacciones físico-químicas habrán hecho su trabajo destructivo.
Como trabajador del antiguo MOPU y encargado de la calidad del hormigón, pienso que tendrá aluminosis (el cáncer de la construcción), pero esto lo digo basándome en la lógica matemática, no en el estudio de unos testigos sacados de los pilastras, que nos dan datos contundentes.
Haremos un tablero del puente precioso con los pies de barro (pilastras podres), un absurdo total.
Comenzaba el artículo con el título «Ribadesella necesita un pontífice».
No me refiero a nuestro flamante Papa León XIV, el cual con sus dicasterios trata de ofrecerse a Rusia y Ucrania para unas conversaciones de paz.
La diplomacia vaticana se dedica a hacer arreglos no religiosos, sino de política internacional. Es muy discreta, pero eficiente, que es lo que vale.
El inteligente Stalin dijo: «Cuántas divisiones tiene la Santa Sede», yo le contesto muchos años después: ninguna, pero sí mucho poder y experiencia diplomática. Resumiendo, Ribadesella necesita un pontífice (no nuestro León XIV), sino un constructor de puentes, que es lo que realmente significa la palabra pontífice.
Serán los ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, yo recomiendo a nuestros vecinos de la Universidad de Cantabria (antes de Santander) para que hagan de pontífices y nos brinden ese puente excepcional y magnífico que merecen la bella Ribadesella y sus gentes.
Un puente nuevo que será con el tiempo monumento nacional.
Amigo Sancho: «Con la iglesia hemos topado», pero no con el pontífice, que ya son palabras mayores.
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