El perturbado ecosistema del Natahoyo
Hace unas semanas mi mujer bajaba al parque de la Atalía a sacar a las perras a dar un paseo y tuvo la ocasión de ver una situación denigrante que paso a exponer a continuación.
Pasaban dos chicas jóvenes en pantalón corto. Había un señor mayor sentado en los bancos del parque y se puso a tocarse sus partes. Por si fuera poco, las saca a airear después. Se supone que los adultos tenemos que dar ejemplo, pero está claro que no.
¿Para eso no salen a poner una multa los policías locales de Gijón? ¿Eso está bien? No creo que esas chicas se hayan atrevido ni a denunciar tan siquiera. ¿En qué mundo vivimos? Normalizamos que un hombre haga pis en plena calle o que se toque sus partes.
Insisto, es que falta educación en todas las escalas de la sociedad. Me parece lamentable que un señor se toque en un lugar público y que airee sus partes. Tal vez no haya ido lo suficiente al colegio o en su cabeza le parece que lo que hace está bien.
El parque es un lugar público en el que debemos convivir todos en armonía, tanto niños como adultos y las mascotas. Pero, en este caso, la armonía de la melodía infernal de piano lleva desafinando desde hace tiempo. Ese señor ya no puede volver al colegio, pero tal vez sí aprender algo de civismo, valores y sentido común. Primero que aprenda y luego que lo aplique, como cualquier aprendizaje.
Así es el perturbado ecosistema del Natahoyo, con vecinos que se tocan en un parque y otros ni siquiera saludan en la calle.
La educación está en peligro de extinción, pero mi labor como escritor es contar lo que pasa para educar, abrir las mentes, los ojos, las conciencias y creer que el cambio es posible.
Buenos tiempos llegarán, y, mientras tanto, a relatar la actualidad con mi pluma.
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