Socialismo podrido
No es una novela negra. Es el PSOE de Sánchez. Cada día, el caso Koldo revela una mugre más profunda. No solo robaban. También se repartían favores, mujeres y contratos como quien reparte cartas en el mus.
Koldo. Cerdán. Ábalos. Los tres mosqueteros del Peugeot. Los que acompañaban a Pedro Sánchez en su regreso al trono del socialismo. Protagonistas de un vodevil político de saldo. La UCO ha destapado grabaciones en las que se reparten mujeres como cromos. "Estas para ti, aquellas para mí". Juergas, favores, colocaciones. Sobornos y sobres. Y todo con dinero público.
Ábalos, quien colocaba a "sobrinas" en empresas del Estado. Cuando llega, ahora, la Guardia Civil a registrar su domicilio... se lo encuentran acompañado de una "amiga". No cualquier amiga. Una mujer que se anuncia en internet en ropa interior como modelo. Y que para más inri intenta salir de la casa con un disco duro escondido en el pantalón. Cine quinqui. Pero con coches oficiales.
¿Y Pedro Sánchez? ¿No sabía nada de los gustos de sus lugartenientes? ¿No sospechó durante más de un mes compartiendo coche, cenas y confidencias? ¿Se quedaba en su habitación de hotel mientras sus compañeros se iban con putas? Cuesta creerlo.
Porque esos no son militantes cualquiera. Eran su círculo íntimo. Su núcleo duro. Su guardia pretoriana. Los que llenaban su Peugeot... y le preparaban el regreso a Ferraz.
Y el PSOE, mientras tanto, calla. Las ministras y políticas feministas, también. ¿Dónde están ahora las portavoces del "sí es sí"? ¿Dónde está el grito ante estos "machirulos" amiguetes de comisiones? Miran hacia otro lado, al igual que con Errejón o Monedero.
El disco duro de Ábalos no es solo un objeto. Es imagen de años de poder soberbio. Mujeres cuyo currículum es una fotografía en ropa interior. Charlas de borrachos machistas. Cargos cutres. Discos duros escondidos a toda prisa. Todo por la pasta. Sanchismo.
Ya no hay que imaginar nada. Todo está grabado. Hasta la vergüenza. Y la historia se repite, una vez más.
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