La vida no da mucho tiempo, hay que adquirir sabiduría cuanto antes
Todos nos equivocamos, la cuestión es que no siempre rectificamos, puede ser que nos dominen los prejuicios, los intereses, o ese corazón al que le molesta... la verdad. Preocuparse por la política puede ser normal, pero en estos tiempos es robar un espacio mental y emocional a la vida de un modo absurdo. Nuestra vida es nuestra responsabilidad y es por lo que estamos obligados a luchar. Eso abarca familia, trabajo, amigos y personas en las que podríamos influir. Lo mismo sucede en cualquier otra área de la vida que robe en nuestro ser íntimo lo de más valor.
Normalmente nos acomodamos a la cultura, tradición, o la religión heredada; sin embargo, ahí es donde merece la pena sufrir un poco para separar verdad y mentira, camino recto o torcido, comodidad del cuerpo aunque el alma esté seca, orillada, lejos de nuestros objetivos, o una lucha por lo que nos haría valiosos a los ojos de Dios y de los humanos. A menudo se habla de espiritualidad confundiendo formulas humanas de este mundo con el espíritu de Dios. Si nuestra religión se basa en la Biblia, allí debe explicarse lo que es espiritual desde el punto de vista de Dios: "El fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, autodominio. Contra tales cosas no hay ley" (Gálatas 5:22,23). Podemos interesarnos en cómo se desarrollan esas cualidades o... seguir a los que controlan el mundo, ellos saben que las masas son cómodas y no les gusta el compromiso, les basta con tradiciones y fiestas.
Las masas esperan justificarse considerando que si la autoridad humana dice así, ellas ya no son responsables. ¿De verdad la vida se nos hace más feliz dejándonos llevar que trabajando por nuestros compromisos? Eso se llama en la Biblia algo físico, no espiritual: "Pero el hombre físico no recibe las cosas del espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede llegar a conocer, porque se examinan espiritualmente" (1Corintios 2: 12-14).
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