La culpa la tiene la derecha
¿Por dónde empezamos? Sí, casi no hay espacio para empezar: guerra atómica, comida tóxica, farmacología tóxica, redes sociales tóxicas, pornografía, contaminación, IA, robótica y... bueno, estoy seguro de que me estoy dejando algo fuera, pero ¿quién puede llevar registro tan espeluznante?
¿Dónde estamos? Ah, tasas de suicidio en su punto más alto, abuso de drogas en su punto más alto, niños tan perdidos que tienen que identificarse con un sexo diferente, un gobierno tan corrupto que no hay vuelta atrás. Depresión, ansiedad, abuso de drogas, vidas sin sentido ni propósito, y... ¡lo último! Mientras estaba liado con la receta del roscón de azúcar y mantequilla mezclado con viagra y cocaína, para un resultado de roscón "alucinante", escuché por Onda Cero que Santos Cerdán había dimitido y acto seguido, había aparecido Pedro Sánchez en TVE pidiendo perdón, Ay, Dios.
Con un gobierno en estado de pánico y un presidente fuera de control, fiel reflejo de un país europeo que antes del desembarco de Broncano y Belén Esteban en la televisión pública presentaba índices notables de alfabetización, hoy parece más una sociedad absolutamente iletrada, putrefacta y carente del más mínimo espíritu crítico.
Nos contaba el Anselmo, hace solo unos días, la anécdota de un hombre parecido a una ballena beluga, con gafas de sol y una gorra azul personalizada, que caminaba por la calle principal de un pueblecito de la sierra madrileña, cuando se dio cuenta de que sobre su cabeza flotaba un globo aerostático del que colgaba una canasta, y en la canasta iba un apuesto caballero, con una sudadera roja con el eslogan "150 años de honradez", que le hacía señas desesperadas:
-Disculpe, ¿podría ayudarme? Prometí a mis amigos Koldo, Ábalos y Cerdán que me reuniría con ellos a las dos de la tarde por un asuntillo irrelevante que tiene que ver con la UCO, pero ya son las tres y media y, con tantas playas y chiringuitos, no sé dónde estoy.
El transeúnte, con una mueca entre fastidiosa y cortés, le respondió:
-¡Pues claro que puedo ayudarle, señor! Lo primero, está usted muy perdido, porque aquí no hay playas. Se encuentra usted en Rascafría, en el Valle Alto de Lozoya, de la Comunidad de Madrid gobernada por Díaz Ayuso, subido en un globo de aire caliente, flotando a unos veinte metros encima de una calle, a cuarenta grados de latitud Norte y a cincuenta y ocho grados de longitud Oeste.
El aeronauta le escuchó con atención y mirada bóvida ligeramente alarmada mientras masticaba lirio de los valles (planta nociva y venenosa), para, seguidamente, con una displicente sonrisa y voz cinematográfica hipermasculina, preguntarle:
-Amigo, ¿por casualidad es usted del PP?
-Sí, señor, para servirle, pero ¿cómo lo ha sabido?
-Porque todo lo que me ha dicho es técnicamente correcto, pero su información no me sirve de nada, y sigo perdido.
-Perdone, pero esto me parece una estupidez.
-Pues no debería. Créame, si no hace cosas estúpidas mientras es joven, no tendrá nada de qué reírse cuando sea viejo.
El hombre de la gorra azul se quedó callado a su vez y al final preguntó al apuesto aeronauta:
-Oiga, y usted ¿no será por casualidad del PSOE?
-Pues sí, soy socialista. ¿Cómo lo ha averiguado?
-Evidente: ustedes son seres de luz, etéreos, elegantes y sofisticados que flotan por encima de los demás. Además, su sudadera lleva el eslogan de "150 años de honradez" con un capullo rojo, y usted no sabe dónde está ni adónde va. Ha hecho una promesa que no tiene ni idea de cómo cumplir, y espera que otro le resuelva el problema. Está tan perdido exactamente como antes de preguntarme, pero ahora, por algún extraño motivo, resulta que la culpa es mía.
El aeronauta arqueó las cejas, soltó una risotada marca de la casa, abrió gas y se perdió en la lejanía como alma que lleva el diablo.
Me encantaría seguir con esta historia, pero tengo al príncipe de Zamunda al otro lado de la línea telefónica: "¿Cómo va ese virus, majestad?".
Saludos cordiales.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

