La Nueva España » Cartas de los lectores » La venta de «Villa Carmen»

La venta de «Villa Carmen»

16 de Febrero del 2011 - Noly Roca Ochoa (Luarca)

El domingo 6 de febrero de 2011 se publicó en LA NUEVA ESPAÑA un artículo titulado «La espina clavada del Nobel valdesano», firmado por A. M. Serrano. Creemos con certeza que lo que allí se dice no debió de ser bien interpretado.

En consecuencia, enviamos esta carta por entender que algunos de los contenidos de dicho artículo no se corresponden con la realidad, cuando no la distorsionan totalmente.

Las abajo firmantes, sobrina carnal y sobrina nieta de Severo Ochoa, con el que compartimos la vida en la casa de «Villa Carmen» hasta el momento de su venta, queremos hacer las siguientes precisiones sobre lo contenido en el artículo, muy ajeno, en general, a lo que sucedió realmente.

En primer lugar, la propiedad de la casa fue compartida en los últimos años con sus tres hermanos, Manola, Concha y Luis, y posteriormente con las hijas y herederas de éstos, una vez producido su fallecimiento, ya que la familia de su hermana mayor, Lola, siguiendo sus deseos, se había salido de la copropiedad años antes. Es decir, que cuando se procedió a la venta de la casa ésta pertenecía únicamente a los arriba mencionados. Aquí añadir que los hermanos de Severo Ochoa también «se solazaban en la casa», en la que por cierto pasaban bastante más tiempo que él y eran los que se encargaban de su mantenimiento, que contrariamente a lo que dice el artículo se mantuvo con dignidad hasta el último momento, ya que la casa, como pueden asegurar muchas personas que por allí pasaron, y nosotros que allí siempre vivimos, no se «estaba cayendo» ni nada que se le pareciese.

Muertos todos sus hermanos y quizá por ello, a iniciativa y solicitud del propio Severo Ochoa, la casa se puso en venta, con el consiguiente disgusto de sus tres sobrinas carnales, que en el momento eran copropietarias de la casa con él. A Carmen Fernández-Lavandera Ochoa, Carmen Lombardero Ochoa y Noly Roca Ochoa les dolió enormemente tener que vender la casa, pero no quisieron ni pudieron contravenir los deseos de su tío.

Es verdad que la convivencia se hacía cada día más complicada con cuatro generaciones compartiendo la casa y que el mantenimiento de la misma era muy costoso y lleno de dificultades, pero se había mantenido felizmente durante muchos años y de no haber sido por la decisión del propio Severo Ochoa, quizás se hubiese podido mantener algunos años más.

No sabemos si Severo había pensado comprar la parte al resto de los copropietarios, pero si fue así, a nosotros nunca nos lo manifestó, ni tampoco «el pesar» de haberla vendido. Probablemente él, más realista que nosotros, valoró las dificultades de seguir compartiendo entre tantas personas y generaciones aquella casa.

Cuando la casa se puso en venta, se ofreció previamente y en condiciones muy favorables en cuanto a precio y formas de pago al Ayuntamiento de Valdés, a las consejerías de Educación y Cultura del Principado de Asturias y a los ministerios de Educación y Cultura. La contestación de todos ellos fue un lacónico «no interesa». Dadas las contestaciones, se procedió a la venta a un particular, con el pleno asentimiento y siguiendo los deseos de Severo Ochoa.

A pesar de ello, la convivencia de la familia se mantuvo y él siguió pasando los veranos en Villar de Luarca, en la casa de su sobrina Carmen Fernández-Lavandera, como lo atestiguan diversas publicaciones asturianas, especialmente las hechas con motivo de su 85.º cumpleaños, que ustedes pueden consultar en las hemerotecas. Por supuesto, él siguió manteniendo excelentes relaciones con todas sus sobrinas carnales, sobrinos nietos y el resto de la familia.

De la casa de «Villa Carmen» y anteriormente a su venta, se retiraron todos los objetos personales y de interés familiar, que hoy están en manos de sus descendientes. Las fotografías que aparecen en su publicación se corresponden con las del premio Nobel que en su día se pusieron a la venta en numerosos establecimientos de Asturias y Valdés y que cualquiera pudo haber adquirido.

La mayoría de las pertenencias de Severo, y especialmente las de más valor, fueron cedidas por él en vida a diversas instituciones.

Las pocas que tengo yo, Carmen Fernández-Lavandera, heredadas de mi madre, y que puedan tener interés público, van a ser cedidas desinteresadamente al Ayuntamiento de Valdés, como hace tiempo le he comunicado al Alcalde, para su exposición en el Museo Severo Ochoa, próximo a inaugurar en la villa de Luarca.

Noly Roca Ochoa, sobrina carnal de Severo Ochoa, y Carmen Fernández-Lavandera, sobrina nieta del premio Nobel

Luarca

Cartas

Número de cartas: 45931

Número de cartas en Septiembre: 35

Tribunas

Número de tribunas: 2081

Número de tribunas en Septiembre: 3

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador