Perseguidor, víctima, salvador
Hace cincuenta años me explicaron cómo funciona este triángulo dinámico. La cosa es sencilla: quien ha sido elegido como mandamás programa una serie de normas para que las personas electoras se sientan perseguidas; entonces la oposición lanza propuestas salvadoras a las víctimas y estas comienzan a sentirse salvadas. Pero, justo antes de las elecciones, el perseguidor (que ya tenía prevista la salvación) ridiculiza la oferta de la oposición y salva realmente a las víctimas, presentándose como un salvador (de su propia persecución). Gana las elecciones y vuelve a ser el perseguidor porque puede comprar poder con su poder. Por aquellas mismas fechas solía comer con unos compañeros el menú del día en un conocido restaurante de Avilés (que era el del hostal en el que se alojaban los compañeros). Frecuentemente comían allí empresarios de empresas importantes. Era una época de huelgas, y había mucho enfado entre ellos. Sin embargo, había uno que condescendiente les decía: «A mí estos huelguistas incluso me hacen ganar dinero; el año pasado, teniendo presupuestadas varias huelgas, solo me hicieron una».
Nuestra democracia es puesta en entredicho por esa tropa variopinta de partidos que apoyan a este gobierno de mentiras, falacias, y leyes previamente presupuestadas para ganar (preparada la trampa se saca la ley). Su autoritarismo quiere meternos miedo con aquello que pudiéramos votar como pueblo soberano. Mientras tanto, no tiene ni tuvo ningún reparo en hacer lo contrario de lo que dice o promete. Quienes dicen salvarnos del autoritarismo de los otros, se presentan como víctimas de las instituciones que sí están encargadas de salvarnos del autoritarismo. Al tercer poder (Judicial) lo acusan de persecución, al cuarto poder (Medios) lo llaman pseudoprensa, al quinto poder (Mercado) lo corrompen con mordidas corrompiendo las licitaciones; al sexto poder (Redes sociales) lo masifican e intoxican justificando la auto-amnistía, la maldad de los otros y la bondad de su resiliencia para no dimitir ante el segundo poder (Legislativo), al que, estando secuestrado por ellos el primer poder (Gobierno), no le presentan los Presupuestos Generales del Estado. Cuando la UCO los investiga como imputados, la descalifican. Da vergüenza, pero los responsables de este autoritarismo somos los electores al no revolucionar las urnas para echar a tanto partido impresentable. En las próximas elecciones hemos de votar a un partido que nunca haya colaborado o participado en los gobiernos de este siglo. Porque estos merecen ser puestos en cuarentena. Para ello hemos de ir todos a votar y votar en contra.
P. S.: A un partido que quisiese un mundo más justo (M+J) y estar atentos por si hay que volver a revolucionar el voto.
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