51º aniversario de boda... Toda una vida

Hoy mi escrito va de aniversarios.

Tal día como hoy hace cincuenta y un años nos dimos el "sí, quiero" en la antigua iglesia de Colloto. Fue uno de los días más maravillosos de nuestras vidas, todo era ilusión, proyectos, alegrías, el deseo de que todo fuera como nosotros planeábamos... en una palabra: el día más feliz de nuestras vidas. Eso se ve y se nota en las fotografías; dicen que la cara y los ojos son el reflejo del alma, nuestra alma estaba plena de satisfacción y alegría.

Han pasado 51 años y, como es lógico en tan larga trayectoria, en el camino ha habido de todo un poco: slegrías y tristezas, luces y sombras, esperanzas, ilusiones, frustraciones, desánimo, rosas y espinas, momentos buenos y no tan buenos... En fin, la vida misma.

Pero, a pesar de todo lo expuesto, ha merecido la pena, sobre todo, porque tenemos a Tono, que nos llena de alegría, nos da cariño, es dulce, es el centro de nuestras vidas, cada día nos sorprende con algo nuevo, nos enseña que lo que importan son los sentimientos y no lo superfluo, que hay que dar importancia a lo que verdaderamente lo tiene y no ahogarse en un vaso de agua por nimiedades. Por lo tanto, aunque solo sea por eso...ha merecido la pena.

Todos tenemos una misión que desempeñar en este mundo, venimos a aprender, a crecer como personas, en nuestro caso creo que nuestra misión es hacer feliz a Tono, que nada le falte, entenderle, tenemos que adaptarnos a él, hacerle lo más independiente posible para que el día que no nos tenga a su lado al menos la mejor herencia que queremos dejarle es:

la máxima autonomía dentro de sus posibilidades. Que sea feliz aunque su vida dé un enorme vuelco. Que le respeten como persona. Que tenga todas sus necesidades cubiertas. Que sus derechos no sean vulnerados. Que sea tan feliz y tenga una vida tan plena que llegue a olvidar que tuvo unos padres que le quisieron y lucharon para que así fuese.

Las mejores herencias, según mi punto de vista, no son cosas materiales, lo que de verdad cuenta son los buenos sentimientos, el buen corazón, respetar a los demás como quieres que te respeten, y no discriminar a nadie por su raza, religión, condición sexual o por ser persona con DC... En fin, calzarse los zapatos de otro y recorrer su camino, solo así podrán darse cuenta de que el mismo está lleno de obstáculos.

Las otras herencias materiales solo sirven para sacar lo peor de las personas, su egoísmo, el mirar solo para sí, etc. Y lo peor... querer ser el más rico del cementerio. Con su avaricia no se dan cuenta de que al final del trayecto no necesitas nada y tal vez por la avaricia se dejaron cosas mucho más importantes en el camino.

A día de hoy el mayor temor que tenemos y que nos quita la vida es el futuro de Tono, tanto su padre como yo queremos conseguir (porque es un derecho que tenemos) que Tono pueda quedarse en su casa el día que nosotros ya no estemos. Pero ese deseo me temo que no se va a cumplir por falta de voluntad política para hacerlo posible.

Ojalá podamos disfrutar muchos años más de nuestro hijo para poder seguir acompañando a Tono en su viaje por la vida y tardemos mucho en apearnos del tren en el que viajamos juntos, o al menos que el trayecto tenga muchas paradas para tardar en llegar a nuestro último destino.

Este es inevitable y a todos nos llegará la hora, lo que ocurre es que, cuando dejas a lo que más quieres solo en este mundo cada vez más caótico, es para temer ese día que a todos más tarde o más temprano nos va llegar.

A pesar de lo expuesto, nos tenemos que sentir afortunados por tener el hijo que tenemos, lleno de bondad, auténtico y con su sonrisa siempre puesta en la boca.

Tono ha conseguido salvar muchos de los obstáculos que se ha encontrado en el camino a base de constancia, de no tirar la toalla cuando muchas veces parece ser la opción que queda viendo a la sociedad tan insolidaridad, tan falta de valores y con una discafobia al alza, donde los "diferentes" son carne de cañón para la gente sin moral y empatía.

Viendo el panorama que hay en la actualidad, el futuro lo veo muy negro, y más para los niños y adultos con DC.

Retomando el hilo: cincuenta y un años de convivencia dan para todo, a las bodas de diamante (60 años) no pienso que lleguemos y para las de platino (75 años) ya estaremos criando malvas, por lo tanto, habrá que aprovechar el día a día, porque es lo que tenemos.

Voy a dejar un consejo para las parejas recién casadas, rejuntadas, o mediopensionistas.

Lo ideal es hacer como con los electrodomésticos: plan renove, a los siete o diez años, si la cosa no funciona o estáis hasta el gorro de aguantar al pariente o a la parienta, pues a cambiar de electrodoméstico. Parece un chiste, pero para nada lo es.

Siempre digo que mi punto de locura me ayuda a vivir; el humor es muy necesario para sobrevivir en este valle de lágrimas. Y más aún cuando el invierno de nuestra vida está acechando a la vuelta de la esquina.