Su Manual de resistencia tenía caducidad
Pedro Sánchez se hunde cada día más en las aguas contaminadas de su Gobierno y necesita con urgencia, antes de que sea demasiado tarde, subir a la superficie a coger aire. La idea tozuda y megalómana de aguantar la respiración hasta el 2027 resulta de todo punto inasumible, por lo que una semana más sería suficiente martirio, para él y para nosotros, antes de que tome la decisión de emular a uno de los cuatro efímeros presidentes de su admirada república (1ª): dimitir.
Para ser consecuente con la penosa situación de asombro y bochorno permanente que nos toca vivir cada día, me decanto claramente por que "haga" un Estanislao Figueras y Moragas, primer presidente, que, harto de los problemas políticos, se largó directamente a París. Poco antes de esta estampida reunió a sus partidarios y sus adversarios y les dijo solemnemente: "Señores, estoy hasta los cojones de todos nosotros". Y se fue.
El segundo que fue Pi y Margall, describió de esta forma las decepciones que le había dado la política: "... Por cada hombre agradecido, cien ingratos; por cada hombre desinteresado y patriótico, cientos que no buscaban en la política sino la satisfacción de sus apetitos. He recibido mal por bien".
El tercero fue Nicolás Salmerón, que dimitió porque no estaba dispuesto a firmar una orden que iba en contra de sus principios. De hecho, en el mausoleo del cementerio de Madrid donde está enterrado se puede leer: "Abandonó el poder por no firmar una sentencia de muerte."
El cuarto fue Emilio Castelar. Cuando se hizo cargo del poder ejecutivo dijo en un discurso en las Cortes: "Para sostener esta forma de gobierno necesito mucha infantería, mucha caballería, mucha artillería, mucha Guardia Civil y muchos carabineros".
En un periódico francés se leyó entonces: "Se va restableciendo la tranquilidad. Hoy no han sido asesinados más que tres generales y un obispo. En Sevilla, fueron apedreados unos extranjeros. Pi y Margall amenazó a Castelar con un revólver. El exalcalde Rivero se naturalizó alemán".
Algunos medios audiovisuales españoles, privilegiados beneficiarios de la mamandurria monclovita, aún no han llegado a despacharse a gusto contra Sánchez, como sí hizo la prensa francesa contra la primera república española (el inglés "Times" progresa ahora adecuadamente, dedicando "deliciosas" portadas a nuestro presidente), pero no tengo dudas de que en pocas fechas, cuando cambien las tornas, le harán trizas (alguno ya ha empezado).
Pues nada, señor Sánchez, le deseo suerte en su vida privada, no sin confesarle que pienso que todavía podría ser recuperable... si dijera alguna verdad alguna vez (o sea, es irrecuperable), porque como bien dijo el Papa Benedicto XVI: "Si no existe la verdad para el hombre, en última instancia no podrá distinguir entre el bien y el mal". Aun así, que le vaya bien.
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