La canción del pirata Cascos
Habiendo leido en su periódico una adaptación de un conocido poema que loaba al señor Alvarez-Cascos, quisiera contribuir a esta moda aportando mi granito de arena. Espero que sea del agrado de quien lo lea:
Con diez candidatos por cargo,
diez que buscan, y no esperan,
ya se atisba la tormenta
en casa del de Madrid,
conocido pirata, que llaman
por sus formas, El Temido,
de mal carácter conocido
del uno al otro confín.
El cuervo en el nido espera
que sople a favor el viento
para lanzarse al momento
sobre el desprevenido astur,
y va el capitán pirata
cazando alegre en Las Rozas,
de todos a un tiempo se mofa,
mas disfrazado de azul.
Tiembla, patria mía,
ten temor,
que un pájaro sombrío
te acecha, no descansa,
calcula ya el beneficio
de cuanto has de valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del PP
y han venido
a besarme
cien traidores
los mis pies.
Que es mi persona un tesoro,
que voy sobre el bien y el mal,
sin ley ni remordimiento
habré aquí de gobernar.
Queden atrás compañeros
y fieles amigos
luchando por los demás
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarque mi capricho
y cuanto pueda tomar.
Y no necesito
ser elegido
que aquí
me elijo yo,
quien me siga
que lo sepa
que aquí sólo
mando yo.
Que es mi persona un tesoro,
que voy sobre el bien y el mal,
sin ley ni remordimiento
habré aquí de gobernar.
A la voz de "¡Cascos viene!"
es de ver
cuántos viran y se previenen
a todo trapo a desertar,
que si allí no les dejaran
quizá conmigo medraran.
En los cargos
yo divido
lo cogido
sin igual,
sólo quiero
largas lenguas
que me sepan
contentar.
Que es mi persona un tesoro,
que voy sobre el bien y el mal,
sin ley ni remordimiento
habré aquí de gobernar.
¡Viva Cascos Presidente!
Yo me río
y utilizo a esta gente,
que si alguno me contesta
lo colgaré de alguna antena
y devolveré a su nido.
Y si caigo,
¿qué me importa?
yo me vuelvo
pa' Madrid,
que se apañen
mis esclavos
que ellos sí
quédanse aquí.
Que es mi persona un tesoro,
que voy sobre el bien y el mal,
sin ley ni remordimiento
habré aquí de gobernar.
No delegaré, mando yo,
desde mi despacho
gobernaré cual Rey Sol,
bien contento,
a mis pies tendido
un país indefenso.
Y aquí vengo,
¿queréis ir en listas?
pues, casquistas:
¡a formar!
La democracia
muera
y nazca
mi verdad.
Que es mi persona un tesoro,
que voy sobre el bien y el mal,
sin ley ni remordimiento
habré aquí de gobernar.
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