Falsedad, espejismos, intereses y otras hierbas

Hoy escribo sobre la falsedad, los espejismos, los intereses y otras hierbas.

Siempre he sido una ingenua, pensaba que todo el mundo era bueno.

Me creí todos los cuentos que desde niña me contaron tanto en casa como en la escuela, en la misa de domingo y fiestas de guardar.

Era ingenua pero feliz en mi mundo donde todos eran buenos.

Los niños venían de París en el pico de una Cigüeña.

Los Reyes Magos te traían regalos por tu buen comportamiento.

El príncipe azul venía a rescatarte a lomos de un caballo...en fin...

He tardado muchos años en despertar a la realidad, al hacerlo me doy cuenta que esta vida es todo hipocresía, que nada es lo que parece, y que los intereses prima por encima de todo.

Después de toda una vida, casi al final de la misma veo lo que no quería ver (o me negaba a verlo) porque confiaba en muchas personas (familiares incluidos) y la realidad me está demostrando que no se puede fiar una de nadie.

Digo que confiaba porque he dejado de hacerlo, la confianza se gana con hechos y estos hace mucho que se han volatilizado.

Tristemente hemos perdido la humanidad, la ética, la solidaridad, somos zombis que nos movemos de un lado a otro, queriendo llegar deprisa pero sin saber adónde.

El pasotismo se ha sentado en nuestra mesa sin haber sido invitado, pero no tenemos las agallas para echarlo. Tal vez nos resulta cómodo, de esa forma no vemos las penurias que tenemos alrededor, como dice el refrán: Ojos que no ven, corazón que no siente.

Ahora me doy cuenta que en mi infancia y preadolescencia siempre fui líder, sin yo ser consciente de ello, en la escuela mixta, era la época de Franco, tanto los niños y niñas hacían lo que yo les decía (tengo mil anécdotas a cual más desternillante), la maestra me reñía pero al mismo tiempo me ponía de ejemplo cuando llegaba el inspector de turno, o el párroco a visitarnos. Era parecido a ni contigo ni sin ti.

Siempre he tenido ese...no sé si es defecto o virtud. Si a eso se le añade que soy extrovertida, digo lo que pienso y casi nada se me pone por delante...

Pues he tenido mis más y mis menos con ciertas personas que al parecer no les gusta que tenga criterio propio y mucho menos que no les baile al son que tocan.

Por eso tengo muy pocos amigos/as y cada día menos.

A través de las redes entre mis contactos aunque parezca mentira si tengo amistad virtual con algunas personas que son muy especiales para mí; porque sin habernos conocido personalmente lo que nos une son los puntos en común que tenemos por nuestros hijos.

Nos llamanos por teléfono o vía WhatsApp nos interesamos unos por otros. Esas amistades virtuales también las considero amigas.

Sin embargo entre los amigos/as físicos, cada día voy cerrando el círculo.

No me gusta la hipocresía, el divismo, el o la que se piensa que está por encima de los demás.

Así como tampoco soporto a las personas que se acercan a una con propósitos que nada tiene que ver con la amistad. Me refiero a las manipuladoras, esas no dan puntada sin hilo, al principio se hacen muy amigas pero su finalidad es otra (te doy esto, pero espero lo otro) siempre esperan algo a cambio.

A pesar de mi edad todavía me queda ese resquicio de ingenuidad y a veces aunque me haya prometido a mí misma... "Que una y na más Santo Tomás" al final vuelvo a las andadas.

Esto de tropezar en la misma piedra me ha hecho reaccionar y ya se acabó la historia.

Dicen que de bueno a tonto hay un pelo.

Ser buena no es sinónimo de ser tonta, ser buena es una virtud que algunos tontos no entienden.

Mi amiga de toda la vida es Rosi Díaz González, ella es mi hermana de corazón, entre nosotras no hay rivalidad, ni envidia, porque esos malos rollos no existen, eso lo dejamos para las inseguras, a nosotros nos sobra autoestima porque sabemos que cada persona tiene su luz propia.

Ella siempre está para todo, que Tono tocaba en el concierto de la Escuela de Música, allí estaba ella, que Tono acudía al Open de Natación, allí estaba, cuando participábamos en alguna obra de teatro, lo mismo. Cuando Tono fue Corverano Ejemplar allí estaba con sus hijos en un día tan importante para nosotros.

Siempre estuvo para mí cuando la he necesitado, no hacía falta llamar porque las amistades verdaderas siempre están al tanto de todo.

Ahora nos vemos menos físicamente pero estamos conectadas en todo momento.

También tengo personas muy especiales en mi vida de las cuales he aprendido mucho, y siempre les estaré agradecida.

Bueno, hoy necesitaba plasmar mi sentir y aquí lo dejo.

Tenía en mente escribir sobre la actualidad política que estamos viviendo pero lo dejo para la próxima quincena.

Escribir de política o religión siempre produce un efecto rebote, que hace que algunos de mis contactos salgan por patas.

La política forma parte de la vida y como tal no nos podemos desligar de ella.

La fama de revolucionaria ya la tengo y os digo el motivo.

Hace muchos años cuando nuestro hijo iba a un colegio de enseñanza especial tuve mis más y mis menos con algún profesor cuando veía cosas que no me gustaban, y el susodicho cuando me veía aparecer decía:

¡Ahí viene la revolucionaria!

Ese era el nivel que había...

Si mirar por los derechos de mi hijo es ser revolucionaria pues lo soy a tope.