Treinta años de la investidura de Marqués
Hace exactamente treinta años, un 7 de julio de 1995, la Junta General del Principado de Asturias investía a Sergio Marqués Fernández como presidente del Gobierno autonómico. Fue el primer presidente de la derecha asturiana, marcando un hito en la historia política de la región.
Previo a su investidura, Marqués demostró una intensidad asombrosa y una dedicación incansable durante siete meses. Fue un periodo de intensa precampaña y construcción de su figura, recorriendo Asturias en múltiples ocasiones, visitando algunos municipios más de tres veces y sumando más de treinta y cinco mil kilómetros. Su compromiso se reflejó en encuentros personales con más de ocho mil ciudadanos y reuniones con todos los sectores productivos: ganaderos, agricultores, mineros, empresarios, autónomos, sindicatos, estudiantes y universitarios. Quería ser, y lo fue, el presidente de todos los asturianos.
Esta entrega le granjeó un reconocimiento popular sin precedentes. En tan solo seis meses, Sergio Marqués pasó del 12% al 92% en el grado de conocimiento en la región, convirtiéndose en uno de los políticos más conocidos y valorados. Fue una campaña dura, pero la ciudadanía clamaba por un cambio, y ese cambio solo Sergio Marqués podía liderarlo. A pesar de las dificultades internas que nunca le fueron perdonadas, su equipo y él tenían un único objetivo: ganar las elecciones.
Desde el primer minuto en la sede del Gobierno, Marqués impuso un ritmo de trabajo vertiginoso, superando las diez horas diarias. En sus primeros cien días, recibió a todos los alcaldes de Asturias y, en menos de un año, visitó de nuevo los municipios con los que se había comprometido en campaña. Entre ellos, Bulnes donde aseguró que la próxima vez que volviera lo haría de otra forma. Y, así fue, una vez completado el muy complicado proyecto del funicular.
Ese legado fue palpable en el reciente homenaje institucional celebrado el pasado 28 de mayo. El acto, presidido por el actual presidente, Adrián Barbón, y el presidente de la Junta General, Juan Cofiño, contó con una amplia representación de alcaldes de la época, exdiputados, sindicalistas, exconsejeros y altos cargos de su gobierno, así como nuestro Arzobispo, representantes de la Universidad, de los tres ejércitos y de la Guardia Civil. Un emotivo encuentro que reunió a sus hijos y nietos, y donde, de una u otra forma, estuvieron presentes todos los expresidentes del Principado.
El Gobierno de Sergio Marqués fue, sin duda, el más austero de cuantos ha tenido el Principado, buscando el beneficio de todos los asturianos. Él capeó con entereza las críticas y los desplantes de su propio partido, que no lograron desviarlo de su objetivo primordial: trabajar por Asturias y por sus gentes. Sinceramente, lo consiguió.
Gran amante del mar, Sergio Marqués solía decir que "para el marinero que no tiene rumbo, todos los vientos son buenos y así es como van al arrecife". Él, por el contrario, tenía muy claro su rumbo y gobernaba su barco con maestría. Por eso, a pesar de la "piratería" a la que se enfrentó, llegó a buen puerto.
A principios de 1999, el presidente Marqués envió una carta al entonces presidente Aznar. No era una carta de dimisión, sino una petición de explicaciones sobre lo que estaba ocurriendo y las razones detrás de ello. El silencio de Aznar, sin respuesta alguna, lo hizo cómplice de aquella "barbaridad". Quizás, como se ha sugerido, Aznar le había advertido en su primera visita a la Moncloa: "¿Qué vas a hacer con el partido?". Marqués no hizo caso a esa advertencia y pagó el precio.
Abraham Lincoln afirmó: "Aquellos que niegan la libertad a otros no la merecen para sí y, bajo un Dios justo, no pueden conservarla mucho tiempo". Y así fue. El presidente Marqués, con su firmeza, salvó no solo su propia dignidad, sino la de una región entera.
Salvador Fuente Calleja
Jefe de Gabinete del Presidente Sergio Marqués
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